29/2/16

soy bueno porque no he matado a nadie...

PD1: La gente no se confiesa porque no ha matado a nadie. Pero si le llama imbécil a su prójimo no le afecta a su conciencia. Por supuesto que matamos cuando criticamos, murmuramos, enjuiciamos a los demás. Ternura, mucha ternura y misericordia…

26/2/16

son tus hijos, no tus frustraciones...

PD4: ¡Cuántas veces descargamos en nuestros hijos nuestras frustraciones! Hay que animarles a que elijan su camino, lo que quieran hacer, no lo que a nosotros nos hubiera gustado ser… Hay que formarles y prepararles para que vuelen.

25/2/16

no te pases esperando toda la vida

PD1: Toda la semana esperando el “finde”. Todo el año esperando las vacaciones…
Toda la vida esperando a encontrar la felicidad… Hay que dejar de esperar. El dinero no la da. Nos la da las personas que queremos y nos quieren, tener objetivos humanos ambiciosos, querer el bien de los demás, amar a Dios y al prójimo… Lo demás nunca llena, ni las juergas o comilonas del fin de semana, ni las vacaciones, ni esa larga espera que solo llenamos de mierdas materiales…

24/2/16

amar a nuestros enemigos

PD3: He leído en el evangelio que debemos amar a nuestros enemigos, aunque nos hagan el mal. ¿Quiénes son mis enemigos? ¿Los separatistas catalanes, el coletas y sus secuaces, Rajoy, Pedro Sanchez, Ribera? No sé si lo son, pero hay tanta enemistad de muchos contra ellos que me impresiona. La gente está asustada de lo que se nos viene encima y se aterra de los dirigentes que tenemos, odian a varios de los que te he nombrado… ¿No habría que amarlos? Cuando rezo el Rosario, al final se reza una Padrenuestro por los gobernantes y su buen hacer. ¡Qué buena costumbre! Debemos rezar por ellos para que se iluminen y hagan cosas eficaces para el bien común y, sobre todo, no podemos odiarlos, sino todo lo contrario, debemos amarles y perdonarles, incluso si hacen el mal, hasta a “el coletas”…

23/2/16

decisiones y promesas

PD2: Don't make decisions when you're angry. Don't make promises when you're happy.

22/2/16

¿vino o vinagre?

PD4: El matrimonio es como el vino, si no se cuida, con los años se vuelve vinagre… Hay que esforzarse continuamente, cada día, cada mañana cuando sales a trabajar, una llamada al mediodía, cuando vuelves a casa, los fines de semana. Los niños y el trajín nos quitan mucho tiempo, pero no hay que descuidarlo nunca…

19/2/16

aceptar el futuro

PD6: Como todo en esta vida, es pura ansiedad. Nos volvemos locos con el futuro y queremos manipularlo, cuando lo que tendríamos que hacer es, simplemente, aceptarlo…
Como dice el Padrenuestro: …hágase tu voluntad… y danos el pan de cada día…

18/2/16

es un tema de ternura y de gastarse por los otros...

PD2: El Papa Francisco dijo en México: “Prefiero una familia con rostro cansado por la entrega que con rostros maquillados que no han sabido de ternura”. Cada mañana cuando me miro al espejo me veo cansado, me encuentro viejo, arrugado… Pero esto me hace muy feliz…, saber que me he dado siempre. Estoy cumpliendo, estoy gastándome en los demás. Quizás podría hacer algo más. Hoy lo voy a intentar. Ánimo!!!

17/2/16

ese gran desconocido

PD2: La actual crisis de fe, en la que Dios parece volverse un gran desconocido y Jesús un gran personaje del pasado, muestra al hombre abandonado a sí mismo, solo y confundido, a merced de fuerzas que no conoce, mientras carece de una meta a la cual orientar su existencia. Es el inicio del relativismo, donde el hombre se endiosa y considera que él es el fin último de una vida placentera… Sociedad formada por muchas personas que aspiran a darse gusto a todos los sentidos y a disfrutar al máximo de su corta existencia ya que no esperan nada más de la vida. Frente a esto tenemos el mensaje de amor del Señor…, que muchos siguen.

16/2/16

la semilla tiene que fructificar

PD2: Tengo que hacer crecer esta semilla de la fe que el Señor me ha dado, para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y amor, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro deber de cada día y para hacer felices a los que nos rodean, de oración constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en virtudes, de alegría... Fácil, ¿no?

15/2/16

hay tanto que hacer...

PD4: En comparación con la eternidad, la vida terrena dura un instante. Es como un parpadear de ojos, o un tragar saliva. No podemos desaprovecharla, hay que usar los talentos que tenemos y no perder el tiempo en bobadas. Hay que gastar la vida en los demás…, pensar más en el otro que en uno mismo. Hay tanto que hacer en esta vida tan corta, hay tanto que hacer para ayudar y para amar…

10/2/16

Cuaresma

PD5: Hoy empieza la Cuaresma. Hoy es Viernes de Ceniza, día de ayuno (haz un esfuerzo, da limosna de ese esfuerzo, pero que no sea sólo un euro al pobre de la calle) y abstinencia (no te zampes un bocata de chorizo). ¿Qué debemos hacer en Cuaresma? Prepararnos, pedir perdón, convertirnos…

9/2/16

para contemplarlo rezando

PD1: La Virgen de la granada, en el Museo del Prado, una preciosidad: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/la-virgen-de-la-granada/61b654df-1de2-483f-88bb-404f37747d4a Se pintaban cuadros religiosos para que se rezara al contemplarlos… La pera de bonito. Gracias Fra Angelico, gracias Museo del Prado.

8/2/16

el día a día

PD1: Juan Manuel Cotelo escribe sobre el día a día y lo que hacemos…

Durante mucho tiempo, hemos podido ser cristianos tibios. Ha sido fácil. Podíamos afirmar que creíamos en Dios… a la vez que vivíamos nuestra fe en secreto, camuflados, sin que nadie lo notara en nuestro trabajo, en nuestro vecindario, incluso entre nuestros amigos. Podíamos creer en Dios… pero no amar a Dios lo suficiente como para ir de la mano con Él a todas partes. A algunas partes sí… pero a otras no. Y así salvábamos las apariencias, al menos ante los demás, que no podían ser testigos de nuestra piedad, al no existir tal piedad. Cristianos a ratos, en función de con quién nos encontráramos. Podíamos ser cristianos sin casarnos con Jesús, pactando zonas de convivencia mutua y zonas de exclusión. El Domingo, durante la misa, amigos de Jesús, acudiendo a la cita por compromiso. Y al salir… podíamos decirle: “espérame aquí, porque fuera del templo no tengo tiempo para ti, no eres bien recibido. Vendré a verte dentro de una semana. O a lo mejor esta misma noche, en secreto, en mi dormitorio, donde nadie nos vea juntos. Disculpa que te abandone, pero es que si me acompañas a plena luz del día, podría tener problemas. Nadie ha de vernos juntos, ¿verdad que a ti no te importa quedarte fuera un rato? Tú sabes que soy de los tuyos, ¿verdad? ¡Ciao!” El cambio climático plantea un entorno diferente. Ese pacto intermitente con Jesús no va a ser posible, porque las circunstancias nos van a obligar a definirnos con claridad, sin disimulo, ante todos. De hecho, ya sucede. Si aún no nos ha tocado superar ese examen individual, no falta mucho para que también nosotros seamos interrogados, de modo directo y claro: “Tú… ¿eres discípulo de Jesús… y como tal deseas darle a conocer… sí o no?” Si lo somos… nos espera el mismo trato que a Él: recibiremos el amor y la ternura de muchos, pero también burlas, desprecio, insultos, golpes, traiciones, etc… Si, como Pedro, decimos que le conocemos pero que en realidad no somos íntimos amigos de Jesús, entonces seguiremos viviendo tranquilos por fuera, aunque con una tristeza grande en el corazón, por haber traicionado a nuestro amigo, cuya amistad por nosotros es incondicional y eterna. Este cambio climático exige que nos identifiquemos, sin arrogancia, sin avasallar, sin pretender imponernos a nadie, con la espada envainada, pero con claridad total, sin avergonzarnos de nuestro amado. En estas horas cruciales, el mismo Jesús nos pregunta directamente, mirando a nuestros ojos. Espera una respuesta concreta, sin vaguedades: “¿También tú quieres abandonarme?”

Salimos a divertirnos, con nuestros amigos. Alguien va a sugerir un plan concreto, que está de moda y que contiene todos los ingredientes para dañar nuestra alma y la de otras personas. Y nos van a preguntar: “¿Vienes con nosotros?” Jesús espera atento nuestra respuesta, a esa pregunta directa, concreta, sencilla. “¿Vas con ellos… dejándome fuera de ese plan… o te quedas conmigo?”

Enciendes la TV. Ahí está ese programa en el que unos humillan a otros; esa película que incita a la violencia y a la venganza; esa serie en la que obedecer a los padres o ser fiel en el matrimonio es motivo de mofa; ese anuncio que vende egoísmo disfrazado de alegría; esos políticos y presentadores que fomentan con su lengua la división y el odio; esa exaltación de la apariencia externa, del reconocimiento social, de la inteligencia orgullosa… el escaparate de una sociedad que rinde culto a la comodidad y al triunfo y que, por ello, no soporta a los débiles, a los enfermos, a los pobres, a los torpes, a los pequeños, a los sucios… Y de nuevo, la pregunta directa de Jesús: “¿te quedas viendo la TV, o hacemos algo mejor, juntos?”

En una conversación, a la salida del colegio de tus hijos, con otros padres. Un padre critica a otro padre. Una madre echa más leña al fuego. Los comentarios pasan de ser sutiles indirectas, a críticas duras, murmuraciones envenenadas, a espaldas del ausente, que ni se imagina los piropos que le están dedicando sus compañeros. Y Jesús se hace presente en esa conversación espontánea, con la pregunta incómoda: “¿Te sumas a este circo… o eres de los míos?”

Durante una reunión de trabajo, con nuestros compañeros de oficina, alguien va a proponer una iniciativa injusta, inmoral, que perjudica a personas concretas, provocándoles un daño real, garantizado. A la mayoría les parece bien proceder de ese modo… con la excusa de “todo el mundo lo hace”, pero el círculo se va a cerrar y van a preguntarnos en concreto a nosotros, nuestros compañeros y, a través de su boca, el mismo Jesús: “¿a ti qué te parece?, ¿lo hacemos?”

Estamos de enhorabuena. Cada día va a resultar más fácil testimoniar la belleza de nuestra vida cristiana. Porque las situaciones concretas en las que vamos a tener que declarar de palabra y con obras que somos amigos de Jesús, van a ser constantes, en cualquier entorno. En casa, en la calle, en la oficina, al encender el teléfono o la computadora, en el coche, en el tren y en el avión, en todas partes y a todas horas. Para vivir con coherencia nuestro amor, en este tiempo de examen, hemos de pedir ayuda al Cielo. Porque la tentación de la cobardía va a estar presente, con fuerza. Nos van a temblar las piernas, como a los primeros cristianos. Pero con la gracia de Dios, vamos a vencer. Si somos fieles en lo pequeño, tenemos opciones de ser fieles el día de la gran prueba, que surgirá pronto, por sorpresa, en nuestro entorno cotidiano, en cualquier momento. Ante la mirada de otros, Jesús va a preguntarnos directa y dulcemente: “¿Quién soy yo para ti?¿También tú quieres abandonarme?¿Te avergüenzas de mí? ¿Me amas? ¿Eres mi amigo?”

5/2/16

para ganar una indulgencia plenaria

PD5: ¿Cómo se puede conseguir la indulgencia plenaria del Jubileo de la Misericordia?

1. Atravesar la Puerta Santa (Catedral o iglesia preparada para ello (La Milagrosa en Madrid, Caná en Pozuelo))

2. Desear firmemente no pecar más

3. Confesarse

4. Rezar el Credo

5. Rezar por el Papa

6. Recibir la Comunión (bien dispuestos después de confesarnos)

Se puede ganar una por día y aplicarla por el difunto que se quiera, o por uno mismo. Hay muchas almas en el Purgatorio esperando que nos acordemos de ellas…

4/2/16

dulzura en el hablar...

PD3: "La dulzura en el hablar, en el obrar y en reprender, lo gana todo y a todos". San Juan Bosco. Ay de esa agresividad en el lenguaje, en las formas, en las relaciones con otros, con los hijos, con los amigos, con los hermanos y padres… Siempre ganan los que argumentan y no quieren imponerse, no quieren quedar por encima del otro… Mucha humildad pues.

3/2/16

no somos iguales...

PD4: Somos muy distintos, aunque el lobby feminista nos quiera hacer iguales…
Somos complementarios y no podríamos vivir sin el otro, pero el cerebro actúa bien distinto entre un hombre y una mujer. A mí me hicieron sin la “nothing box”…

2/2/16

¿Es ésta la felicidad?

PD1: Presumir, presuntuoso, tratar de epatar…, que malo es. De nuevo este hombre da en el clavo:

Ser guapo, ser deseado y felicidad

El capitalismo se centra en el tener, el tener se convierte en un dios, y el único pecado de esa «religión» es perder dinero.

Esto se refleja en la vida de la sociedad de una manera continuada. No nos preocupa lo que somos, es más, no sabemos en muchos casos lo que eso significa. Tener es lo importante.

Nos quejamos de que los demás valoren a las personas por lo que tienen, pero en el fondo, estamos todo el día dando signos externos para que nos valoren por lo que tenemos.

Se cambia de coche cada cierto tiempo, o por lo menos lo pintamos de otro color, alguien picará y se creerá que es nuevo.

Presumimos de cargo, de sueldo, de  dinero, de vacaciones, de colegio de los niños, de lo que haya que presumir.

Todo lo que sea necesario para demostrar que soy muy importante porque tengo muchas cosas, mucho poder. Lo digo sin recato.

Así, estando en ese positivismo exacerbado, pasamos sin darnos cuenta al utilitarismo en el cual se trata a las cosas como personas y a las personas como cosas.

Es decir, se valora a las personas no sólo por lo que tienen materialmente, sino por lo que tienen físicamente.

Esta valoración de lo físico hace que, en nuestra sociedad, las personas gasten mucho dinero y se sometan a mil sacrificios por cuidarlo.

La perfecta conjunción es mucho dinero y buen físico.

Muchos darían su vida por ello, o al menos, parte de su vida. Encuestas hay que lo dicen.

Además damos por seguro que las personas en esa situación son felices.

¿Nosotros por qué no lo somos? Nos faltan ceros en nuestra cuenta corriente y un poco más de belleza.

Pero llegaremos.

Hay que esforzarse, seguro que terminaremos teniendo muchas cosas y siendo guapos, o sea, felices.

Realmente, cuando pido que me valoren por lo que tengo, lo que hago cada vez más es convertirme en objeto, sobre todo en el terreno de la guapura, de lo físico.

Cada vez que tengo oportunidad, expongo el físico y los demás desean lo que ven.

Digo que el pudor no existe, que no me da vergüenza, lo expongo todo si puedo.

En el fondo estoy pidiendo que se me trate como objeto. Soy un escaparate.

Cuando una persona pone todo su esfuerzo en mejorar lo que tiene física y materialmente, quiere que se le valore por lo que tiene, o sea, como objeto.

Cuando se acerca el verano los esfuerzos se redoblan.

Así seré más deseado…

Cuando las cosas se exponen, se dice que están en el escaparate.

Para eso están los escaparates, para que la gente vea cosas y las desee. Uno cuando ve algo en el escaparate y lo compra, es probable que, antes o después, se canse y lo deje, seguro que, con el tiempo aparecerá algo mejor.

Además, de lo que hay en los escaparates, la gente habla, opina, compara.

Yo quiero ser tratado así. Mi intimidad es lo que se ve.

Sería mucho pedir que te tratasen por lo que eres, a ti lo que te interesa es lo que tienes.

A ese tener dedicas todos tus esfuerzos y con tus obras estás diciendo que quieres que te traten así.

Luego te extrañas de que la gente se acerque a ti para ver que coge. ¡Es lo normal!

¡Sin embargo dices que eres feminista, que no eres machista o que estás a favor de la mujer!

¡No olvides que los cántaros vacíos son los que más suenan!

Mucho esfuerzo por tener, por aparentar pero...te has preguntado ¿tú que eres?

1/2/16

selfies

PD1: La gente no hace más que hacerse un “selfie” con quien sea. ¿Qué harías tu si te encontraras al Rey por la calle? Le harías una foto de lejos, o te acercabas para hacerte un selfie si pudieras…, para luego fardar con los amigotes ¿Y si te encontraras a un político o a un actor/actriz? Lo mismo, bueno ahora quizás salir corriendo, que contagian. ¿Qué harías si te encontrarás a Dios? Cuando entras en una iglesia cualquiera, está Dios guardado en una caja adornada a la que tienen puesta una vela roja para avisar…, se llama el Sagrario. La gente ni le hace un selfie, ni se para un momento a pensar, oye que está Dios ahí mismo!!!

Cuántos pasan por delante, curas incluidos, sin hacer una reverencia, sin echarle un piropo. ¡Qué está ahí dentro Dios!

Lo que hago yo cuando entro en la iglesia es decirle hola Jesús, qué tal, aquí llego a estar un rato contigo… Luego le hago una reverencia, una genuflexión, hinco la rodilla en el suelo, muy tieso, últimamente me tengo que agarrar al banco ya que si no me venzo para un lado, y le hago un signo de adoración. Y con la cabeza le digo cosas, le digo que le quiero, sé que está ahí guardado y que me está esperando a mí y a los demás…

Y en la Misa, en la consagración, el cura lo sube a todo lo alto que puede, para que le veamos todos bien. Le adoramos, hacemos un acto de fe, esperanza y caridad… No sacamos el móvil para hacerle un selfie porque no nos hace falta fardar con los amigotes que hemos visto a Dios, ya que al comulgar lo llevamos en nuestro corazón, y se lo enseñamos al resto con nuestra vida.