27/4/18

pasión en lo que hacemos

PD2: Hay que meter pasión a lo que hacemos cada día. Es la única forma. Nos equivocaremos o no, pero hay que meterle muchas ganas… Averigua lo que más te gusta, y hazlo con pasión, porque esta es la manera con que vas a tener éxito, ya que haciendo lo que más te gusta es la única forma de ser feliz, incluso si no tienes éxito en tus metas…

Y en la vida espiritual pasa lo mismo. Hay que salir de la tibieza, de sabernos cristianos solo la hora de Misa dominguera. Hay que vivir nuestra fe con intensidad y saber trasmitirla a los demás, en las conversaciones, en nuestro actuar…, siendo ejemplares.

26/4/18

vida insipida

PD1: ¡Qué bueno es todo lo que dice el Papa en sus tweets… A mí al menos me da que pensar, me para el día un rato y le doy un par de vueltas. El sentido de la vida no es hacer cosas, que hay que hacerlas y muchas. Hay mucha gente muy buena, atea o practicante, que hace maravillas por los demás, mucho más que lo que pueda hacer yo… Pero a su vez, hay que pedirle a Dios que nos de más fe, que nos permita la plenitud con su fe y nosotros hagamos muchas obras… Ese ofrecimiento de la vida es muy importante. Al final de nuestros días nos preguntarán qué hemos hecho…

25/4/18

piropos...

PD1: La palabra PIROPO viene del griego y significa ponerse roja la cara, fundamentalmente por lo que se dice, o te dicen. ¿No podríamos hacer lo mismo con el Señor cada rato que podamos? Con decirle de vez en cuando “¡qué bueno eres Señor, qué paciencia tienes conmigo!”. Sería suficiente, o lo que se te ocurra, vamos…

24/4/18

debemos hacer algo

PD1: ''Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti'', dijo San Agustín. Es por eso por lo que hay que hacer algo y no quedarnos como si no fuera con nosotros…

23/4/18

¿existe Dios?

PD1: Es la gran pregunta que se ha hecho el ser humano a lo largo de la historia. Si Dios existe, todo cambia: el amor, la vida, la muerte, el dolor.

¿Quieres creer en Dios? Haz estas 5 cosas

1. Abrir la mente y sobre todo el corazón: A aquellos que quieren saber si Dios está allí, Jesús les dice: “Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón” (Jeremías 29, 13-14). Cuando se refiere a la existencia de Dios, san Pablo dice que hay personas que han visto suficiente evidencia, pero que ellos han suprimido la verdad acerca de Dios (Rm 1, 19-21).

2. Liberarse de prejuicios y de falsos tópicos: hay circunstancias que ofuscan, consciente o inconscientemente, la verdad de Dios: errores propios o ajenos a lo largo de la existencia, un sufrimiento que impida verle, una frustración al buscarle por caminos equivocados y no encontrarle, algún desengaño religioso por parte de quien dijo creer en Dios pero mostraba lo contrario con su vida, sentir que aceptar a Dios implicaría redimensionar y reorientar la vida, comodidad, verlo ligado a una institución y a una doctrina,…

3. Dar fundamento racional de la realidad de Dios: Nadie ama lo que no conoce. Para conocer a Dios en medio de nuestras humanas limitaciones, la inteligencia nos ayuda mediante pruebas racionales. Es racional creer en Dios.

El ser humano está necesariamente encaminado a Dios por un propio designio suyo. Existen itinerarios que conducen a Dios partiendo de las propias experiencias existenciales: “Con su apertura a la verdad y a la belleza, con su sentido del bien moral, con su libertad y la voz de su conciencia, con su aspiración al infinito y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma espiritual” (Catecismo, 33).

Itinerarios que llevan a Dios:

· La dimensión espiritual propia del ser humano le dice a gritos a cada persona que hay un Dios; sencillamente porque esa vida espiritual procede de Él. “El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar” (Catecismo, 27).

· El deseo natural de la perfecta felicidad: El corazón humano anhela la plena y perfecta felicidad como un deseo innato y natural; y un deseo así no se puede apagar con algo banal ni con un objetivo o finalidad inexistente o de imposible adquisición. El corazón humano no puede encontrar su perfecta felicidad más que en la posesión de un bien superior e infinito al que llamamos Dios.

· El sentido común: Decía un invidente: “Yo creo en el sol no porque lo vea sino porque lo siento”; con Dios pasa igual. Muchos sienten a Dios, lo viven, aunque no lo vean ni lo entiendan. A Dios se le experimenta de maneras impredecibles e inefables. Su presencia nos desborda: “¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras” (Sal 139, 7-8).

· Preguntarse por el sentido de la vida: Esta cuestión puede plantearse de diferentes modos: ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué propósito tiene la vida? ¿De dónde venimos y a dónde vamos? La Biblia dice que nuestro propósito en la vida es ser amigos de Dios. El creador tiene un propósito para todo lo que ha hecho, incluida la humanidad (Is 45, 18). El mundo y el hombre atestiguan que no tienen en ellos mismos ni su primer principio ni su fin último, sino que participan de Aquel que es el Ser en sí, sin origen y sin fin (Catecismo, 34).

· La fe en Dios presente en la historia de la humanidad: Todos pueblos, desde los albores de la humanidad, en todos los tiempos y en todas las zonas, han admitido la existencia de un Ser supremo. ¿Cómo sería posible que todos se hubieran equivocado acerca de una verdad tan importante y tan contraria a las pasiones?

· La creación: “Lo que de Dios se puede conocer, está en ellos (los hombres) manifiesto: Dios se lo manifestó. Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables” (Rm 1, 19-20). Es lo que decía Voltaire: Si un reloj presupone un relojero, si un palacio señala a un arquitecto, ¿por qué el Universo no ha de demostrar una inteligencia suprema? Dios es, según Platón, ‘el eterno geómetra’. La inteligencia humana debe remontarnos a otra inteligencia superior que crea; el ser humano lo que hace es administrar la obra de Dios.

· La idea que tenemos de lo infinito. Si el universo es infinito, tendrá en su origen a alguien aún más infinito.

· La ley moral: Es una ley inmutable, absoluta y universal que prescribe el bien y prohíbe el mal. Su sede está en la conciencia de todos los seres humanos. Ahora bien, no puede haber ley sin legislador. Este legislador ha de ser, al igual que esa ley, inmutable, absoluto, universal, bueno. Este legislador es a quien llamamos Dios.

Las pruebas metafísicas de santo Tomás de Aquino:

Estas vías son cinco argumentos de carácter metafísico y son conclusiones a posteriori (a partir de la obra de la creación) que demuestran la existencia de Dios (Suma TeológicaPrima pars, cuestión 2, artículo 3).

a. El movimiento: La realidad del cambio o del movimiento (en sentido aristotélico) exige necesariamente la existencia de un primer motor inmóvil, porque no es posible fundarse en una serie infinita de iniciadores del movimiento. En el univesro hay un dinamismo inteligente, ordenado y armonioso. Hay movimiento, pero es un movimiento regular, uniforme, inteligente (Sal 104, 5-19). En la obra de la creación hay movimiento, hay cambio y esto nos lleva a pensar en un primer ‘motor’. Los científicos han dicho que la materia es inerte y a pesar de esto se mueve constantemente; esto indica que hay un principio, fuera de la materia, que le da movimiento. Dios, a través de fuerzas internas y externas, da un estímulo constante a la realidad creada.

b. No hay efecto sin causa: La segunda es la vía de las causas eficientes: puesto que las causas eficientes forman una sucesión y nada es causa eficiente de sí mismo, hay que afirmar la existencia de una primera causa. “Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Sal 104, 30). Si bien es cierto que hay causas creadas que producen efectos, también es cierto que tuvo que haber una causa increada que tuviera unos efectos que a su vez son causas de algo diferente. Esta Causa Primera es lo que llamamos Dios. “Estas obras visibles –dice san Pablo- revelan al invisible Dios” (Rm 1, 20).

c. La contingencia de los seres creados: Es forzoso que exista un ser necesario ya que, de lo contrario, lo posible no sería posible. Hay seres que existen, pero podrían no existir (son contingentes) y existen por la fuerza del único ser necesario que debe existir.

d. Los grados de perfección: Se sabe que todas las cosas existen con distintos grados de perfección que las diferencian, de aquí se desprende que debe también existir el ser que posee toda perfección en grado sumo, respecto del cual los demás se comparan y del cual participan.

e. La finalidad de la creación. En este mundo hay objetos y seres desprovistos de inteligencia, pero tienden a la realización de un fin concreto que sólo está en la mente del ser supremo, que es Dios. Se ve que en el mundo creado hay un diseño o un fin, por lo que ha de existir un ser inteligente que haya pretendido la finalidad que se observa en todo el universo.

4. Dar el salto de la fe

¡Dios ha dado de tantas pruebas de su existencia! La perfecta armonía en el universo (por ejemplo, la interacción entre los planetas), las leyes que regulan la naturaleza, el ADN, las capacidades del cerebro humano, la inquietud de nuestros corazones,… ayudan a determinar que Dios está ahí.

A partir de la creación, esto es, del mundo y de la persona humana, el hombre, con la sola razón, puede con certeza conocer a Dios como origen y fin del universo y como sumo bien, verdad y belleza infinita” (Compendio del catecismo, 3).

Pero estos argumentos racionales, cosmológicos y metafísicos, que llevan a conocer la existencia de Dios, no son suficientes para el ser humano cuando se trata de entrar en la intimidad del misterio divino.

El sólo uso de la razón no es suficiente para conocer a Dios: la naturaleza misma de Dios, su nombre, su manera de relacionarse con su obra creada, sólo es alcanzada por la revelación del mismo Dios.

Para conocer a Dios con la sola luz de la razón, el hombre encuentra muchas dificultades. Además no puede entrar por sí mismo en la intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha querido iluminarlo con su Revelación” (Compendio del catecismo, 4).

Sólo haciendo un salto hacia la fe puede el ser humano alcanzar la comprensión del misterio de Dios, encerrado desde tiempos eternos (Ef 3, 1-5).

5. Aceptar la divinidad de Jesús y su mediación

Aceptar que Dios se ha hecho hombre. Jesucristo es el revelador del Padre, es decir, del misterio íntimo de la Santísima Trinidad; Jesús dice: “El que me ha visto a mi ha visto al Padre” (Jn 14, 9).

Y a Jesús se llega creyendo en Él por la fe, y con la mediación de la Iglesia fundada por Él mismo.

De todas las religiones conocidas por la humanidad, sólo a través de Jesús el ser humano verá a un Dios acercándose hacia la humanidad, brindándonos la oportunidad de relacionarnos con Él.

A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado” (Jn 1, 18). Jesús ha visto a Dios y nos lo ha comunicado; y a Jesús lo ha visto mucha gente que ha creído en Él comenzando por sus apóstoles.

Además Jesús hizo muchas obras, entre ellas algunos milagros, que reflejan su divinidad: “… aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre” (Jn 10, 38).

20/4/18

Misa diaria

PD1: Acercarnos al Señor cada día yendo a Misa. ¡Es la cosa más sencilla en el mundo!: simplemente, asistir a la Misa; rezar y recibir su Cuerpo. Cuando lo hacemos, no solamente poseemos esta nueva vida, sino que además la irradiamos sobre otros.

El Papa Francisco dijo: “Así como es lindo después de comulgar, pensar nuestra vida como una Misa prolongada en la que llevamos el fruto de la presencia del Señor al mundo de la familia, del barrio, del estudio y del trabajo, así también nos hace bien pensar nuestra vida cotidiana como preparación para la Eucaristía, en la que el Señor toma todo lo nuestro y lo ofrece al Padre”.

Hacer del día una Misa, lo anterior una preparación, un ofrecimiento, y después, una acción de gracias continuada…

19/4/18

lo que mueve a la gente a cambiar es el ejemplo

Y esto sirve para las empresas y las relaciones entre los jefes y subordinados:

Para cambiar, hacen falta virtudes

Vuelvo sobre el trabajo de Antonio M. Sastre, mencionado en una entrada anterior, “Por qué fracasan tantos cambios en las empresas”, en Nuevas Tendencias, del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra. Una de sus tesis es que lo que mueve a la gente a cambiar es el ejemplo, como expliqué en aquella entrada. Pero también hace falta que los motivos que se proponen para el cambio sean los adecuados. Y sugiere que los tradicionales en la empresa -la presión de los competidores, la mejora de los resultados económicos, el crecimiento del negocio, las subidas de sueldo…- no son animantes. Los empleados no suelen moverse por el dinero, sino por el agradecimiento, por la camaradería, por la oportunidad de dar lo mejor de uno mismo.

Cambiar significa abandonar la comodidad de una situación para adentrarse en lo que es menos conocido y, sobre todo, lo que exige esfuerzo. Sastre sugiere apoyarse en una cultura basada en la lógica del encuentro. Encuentro con la realidad, es decir, con los retos: qué hace falta para que cumplamos el objetivo que nos hemos propuesto. Encuentro con el entorno, de donde vienen la mayoría de los retos que no elegimos, sino que se nos presentan. Encuentro con las personas, con los colegas y compañeros, con los clientes y proveedores… en los que siempre hay nuevas oportunidades.

Esto lo he explicado otras veces, a partir de las ideas de Juan Antonio Pérez López. Las personas nos movemos por varios tipos de motivacionesextrínsecas, que nos ofrece la organización (salario, reconocimiento, oportunidades de carrera), intrínsecas(satisfacción, aprendizajes de conocimientos y capacidades y de virtudes) y trascendentes o prosociales (hacer algo por los demás, que es otra forma de adquirir virtudes, basadas en la apertura a las necesidades de los demás). Si quiero cambiar algo, la motivación extrínseca es la que primero se nos ocurre, pero tiene rendimientos decrecientes; la intrínseca es interesante, pero se presta a la manipulación. Lo que verdaderamente mueve a las personas es la adquisición de virtudes, aunque ellos no lo saben ni son capaces de explicarlo así: queremos ser mejores personas, desarrollarnos como personas, y esta es la principal motivación.

Y esas virtudes se configuran alrededor del trabajo con otros. A veces habrá que dar, pero sobre todo habrá que darse, para formar equipo, compartir, crear confianza mediante la creación de compromiso -que significa adquirir obligaciones, aunque no estén escritas- y hacernos vulnerables, es decir, dependientes de los demás, porque reconocemos que no tenemos el control de la situación. Como dice Antonio Sastre en el artículo antes mencionado, hace falta gratuidad “para entregarnos sin reservas a la tarea de cambiar las cosas, gastándonos y desgastándonos, sin condicionarlo todo a recibir una contraprestación en forma de reconocimiento o alguna clase de ventaja o beneficio material”.

Tantas veces se ve como los jefes no son capaces de trasmitir nada ya que no están dando el oportuno ejemplo, se quitan los marrones a cargo de sus subordinados. Les gritan, les meten demasiada presión, les usan para su mejora profesional…

Y lo mismo sirve para nuestros representantes políticos, tan faltos de virtudes. ¿Cuántas veces nos mienten, nos prometen cosas imposibles, nos usan para sus fines particulares? Muchas más virtudes hacen falta en esta sociedad…, si queremos hacer un mundo mejor.

Abrazos,

PD1: Jacques Philipe, el autor de paz interior, libertad interior y otras publicaciones, hablaba de los 10 mandamientos no como una restricción a nuestro actuar sino como UNA VERDADERA MEDICINA que nos permite ser de verdad personas humanas...

17/4/18

el demonio va engañando...

PD1: Más cosas sobre la oración:

El demonio nos dice: “no reces, escóndete, no puedes presentarte así ante Dios”

Tocando el ser Hijos de Dios

“El demonio es inteligente y nos dice: «no reces, escóndete, no puedes presentarte así ante Dios»…”

Las reflexiones de Jacques Philippe, sacerdote de la Comunidad de las Bienaventuranzas, encienden las ganas de orar; viviendo cada instante traspasados por la apasionada certeza de que el Amado Señor está con nosotros, sosteniendo nuestra inagotable sed de Él, único Dios.

Quien desee puede gustar algo de esta sed de Dios que apasiona su vida entera y la de millones en el mundo, leyendo parte de la entrevista que compartió con El Prisma al alero de la referida charla… Porque como él mismo lo señala, “aunque tal vez no se vea, mucha gente siente hoy esta llamada del Espíritu a la oración, y cuando uno entra en este camino –un camino de fidelidad y no siempre fácil-, las consecuencias son muy positivas”.

¿Qué tipo de consecuencias?

Me refiero a los frutos… Si permanecemos fieles a la oración, poco a poco nos volvemos más apacibles, más delicados, más atentos a los demás: comunicamos la paz de Dios. Luego están los santos, que gracias a la oración han logrado hacer grandes obras de amor impensables en un principio.

¿Qué es una “buena oración”?

…La que nos hace encontrar a Dios y poco a poco nos transforma interiormente. Las actitudes esenciales son tres: la oración ha de ser un acto de fe, de esperanza y de amor.

Una vez hecho este primer contacto, ¿qué siente?

Bueno, es cierto que gracias a la oración uno puede llegar a sentir –a percibir sensiblemente- la presencia de Dios, su ternura y su alegría. No pasa siempre pero es algo bonito cuando ocurre… Aunque la oración no es desde luego una mera experiencia sensorial, también es cierto que muchas veces despreciamos los sentimientos y nos quedamos en un plano más frío, más intelectual.

¿También se puede contactar con Dios por esta vía?

Sí, a veces. Pero hay que tener claro que la oración como acto de fe no se basa ni en los sentimientos ni en el intelecto.

¿Entonces en qué?

Hay momentos en los que buscamos sinceramente a Dios, llenos de buena voluntad, pero …Dios no responde todas las preguntas… en toda vida cristiana hay momentos de mucha luz y momentos de sequía…. en estos momentos recordemos siempre una cosa.

¿Qué cosa?

Que ni la sensibilidad ni la inteligencia son la base de la relación con Dios: es la fe, es decirle “Señor, no siento gran cosa y me gustaría comprenderlo todo, pero creo aún así con todo mi corazón que estás aquí”…con el tiempo verás los frutos.

Hablabas también de que la oración ha de ser un acto de esperanza, ¿en qué sentido

Si rezo es porque sé que tengo necesidad de Dios, espero de Él la salvación que no puedo darme solo, espero de Él su gracia, su amor y su misericordia… Esto es importante porque paradójicamente, la oración a veces es un camino de pobreza.

¿Cuál es?

Que cuanto más entramos en la luz de Dios, más vemos nuestra miseria, nuestros límites, nuestra dureza de corazón… No es algo agradable, pero es bueno para ser humildes, porque sólo cuando conocemos una enfermedad podemos curarla.

Pero entonces la oración se vuelve incómoda, ¿no?

…Aparece todo lo malo que hay en mi vida, y por eso mucha gente tiene miedo de la oración, miedo del silencio, de la soledad: tenemos miedo a encontrarnos a nosotros mismos. Ahí es cuando la práctica de la esperanza es importante.

¿Cómo se practica la esperanza?

Muy simple: te pones delante de Él y le dices: “Señor, estoy ante ti como un pobre, veo todos mis pecados y mi fragilidad, pero no es un problema porque Tú eres mi esperanza. Es de ti que espero mi salvación, Señor: es de ti que espero la gracia que podrá curarme, purificarme y transformarme”. Esto es un acto de esperanza: un acto de humildad en el que dejas de hacerte el interesante, reconoces tus límites y los aceptas poniendo tu confianza en Dios. Dejas que Él sea tu roca.

No parece sencillo…

Se cuenta que al rey San Luis Jesús le dijo: “¿Querrías rezar como un santo? Te invito a rezar como un pobre”. Si entramos en esta actitud de humildad y esperanza, rápidamente Dios vendrá a consolarnos y nos dará la paz. A veces tarda un poco, pero Dios es fiel: como dice la Santa Escritura, “un pobre ha gritado y Dios escucha”. Es algo que vemos muy a menudo en la Biblia: la oración que Dios escucha –la que toca Su corazón y transforma a quien la realiza- no es la del fariseo, sino la del pobre que grita al Señor desde lo profundo, como el publicano arrodillado al fondo del templo. Es la potencia que hay en la esperanza: si esperamos todo de Dios, aunque tengamos que pasar por la puerta estrecha, Él nos lo dará todo, porque es fiel siempre.

El tercer punto que mencionabas era la oración como acto de amor.

Sí… dar a Dios cada día media hora –en tanto que el tiempo, desde luego, es importante porque es nuestra vida- es un auténtico acto de amor.

Pero no todo el mundo tiene media hora al día para dar a Dios…

Se trata de reservar un momento del día y consagrarlo a Dios.

Pero hay momentos en los que a pesar de eso, uno puede dudar de Dios, ¿cuál es la causa, según usted? ¿El pecado?

No creo que el pecado nos aleje siempre de la oración, sino que muchas veces es al contrario: nos obliga a rezar. Dios se sirve de todo: ¿cuál dirías que es el pecado más grave?

No lo sé…

…No es el hecho de ser pecador lo que me separa de Dios: si yo lloro mi pecado y me tiro a los brazos de Dios, lo que era un pecado se convierte en una gracia. Cuanto más pecador soy, más tengo que rezar. El demonio es muy inteligente, a veces caemos en una falta y nos dice: “no reces, escóndete, no puedes presentarte así ante Dios, eres demasiado horrible”. Y precisamente por eso hemos de rezar, ¿dónde voy a curarme si no en los brazos de Dios?

…De lo que se trata es que cada vez sea menos una oración de pensamiento, de cabeza, y cada vez más una oración de corazón, que se abra a Dios, en una apertura y abandono que hace que la oración sea profunda.

16/4/18

el evangelio

PD1: El Evangelio no es una ley que nos oprime. Alguna vez hemos podido caer en la tentación de pensar que los que no son cristianos están más tranquilos que nosotros y hacen lo que quieren, mientras que nosotros tenemos que cumplir una lista de mandamientos. Es una visión de las cosas meramente superficial.

Personalmente, lo que me gusta es que el Evangelio se presenta siempre como una buena nueva, una feliz noticia, que nos llene el corazón de alegría y consuelo. Nos enseña a amar…

13/4/18

orgullo espiritual

PD1: ¡Cuántas veces algunos católicos se consideran mejores que los otros católicos porque siguen este o aquel movimiento, porque observan esta o aquella disciplina, porque obedecen a este o a aquel uso litúrgico! Unos, porque son ricos; otros, porque estudiaron más. Unos, porque ocupan cargos importantes; otros, porque vienen de familias nobles... No somos mejores que los demás por ser más espirituales. Antes bien, nuestros defectos se notan mucho más… Y si alguno se cree mejor por ser más espiritual, está muy equivocadito. Rezar nos hace mejores a los ojos de Dios, pero no somos mejores que el resto, que los que no rezan.

Ayer una hija mía me contó que uno de su oficina se le había echado a llorar reconociendo que era ateo y que le daba mucha envidia la fe que veía en ella. Quería hablar con ella de sus muchas dudas de fe. Le conté que lo mejor era que le enseñara a rezar, a hacer oración. Y que esas dudas de fe se las preguntara al Señor…, que seguro se las iba a quitar.

12/4/18

cosas pequeñas

PD1: Impresionante. Tan simple no podía ser. Te lo vengo contando desde hace años, la maravilla de hacer bien las cosas muy pequeñas, esas que nadie nota, esas que para todos pasan desapercibidos, pero que, como son muchas, se acaban notando y nos produce una inmensa alegría. Son muestras de amor a Dios muy pequeñas e insignificantes. No sé qué haría yo todo el día si no anduviera en ellas…

''Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana'', Papa Francisco.

11/4/18

muchas veces confundimos las cosas

PD1: El cristianismo es más que un conjunto de reglas morales elevadas, como pueden ser el amor perfecto, o, incluso, el perdón. El cristianismo es la fe en una persona. Jesús es Dios y hombre verdadero. «Perfecto Dios y perfecto Hombre», dice el Símbolo Atanasiano. En eso creemos. No es solo una moralidad, o un amor en general, es una creencia en una persona concreta…, que nos enseña a amar a Dios y al prójimo.

10/4/18

si hay crisis, salva tu matrimonio

PD1: En este mundo de infidelidades, de roturas matrimoniales, me ha gustado esto que ha pasado por mis manos:

Las 4 etapas en una crisis matrimonial

Una crisis de pareja comienza mucho antes de que caigamos en la cuenta de que estamos en ella

La crisis en el matrimonio comienza a destaparse lentamente, casi de forma imperceptible. Va arrojando destellos por aquí y por allá, pero como estamos tan metidos en el día a día no prestamos atención a ciertos detalles que nos van arrojando evidencia, señales de advertencia de que algo se está desacomodando en la relación.

Generalmente, las crisis matrimoniales vienen de una crisis personal. Es por eso por lo que se necesita de muchísima inteligencia humana y emocional para saber entender cómo está nuestra esposa o esposo.

Greg y Julie Alexander, fundadores de “The Alexander House Apostolate” comparten las 4 etapas de crisis en el matrimonio, a las que se debe prestar especial atención.

1.-Cuando comienza la armadura a torcerse.

Pequeñas diferencias comienzan a molestarte

Comienza el diálogo interno de cómo tu cónyuge no es lo que esperabas

Antes, hasta el ruido que hacía al masticar te parecía una hermosa melodía. Y hoy no toleras ni su respirar. Si te pide que le sirvas la comida o que le cambies el foco piensas: “¡Inútil! ¿Acaso tú no puedes hacerlo?”.

Si estás en esta etapa necesitas hacer un parón y reflexionar: ¿Qué me está pasando? ¿Por qué me está irritando tanto? ¿Qué me está molestado?

Puede ser que tu cónyuge no sea lo que esperabas. Pero ¿acaso tú si eres lo que él/ella esperaba?

Necesitamos vivir en la caridad y con los pies en la tierra: si se casaron fue por algo, porque son pareja, es decir, iguales… o por lo menos muy parecidos.

2.-Problemas en el paraíso

Te sientes incómodo al compartir tus sentimientos con tu cónyuge

Pretendes que todo esté bien, pero sabes que no

Es el típico de “para qué se voy a contar si no me va a entender”. Tu marido o tu mujer sabe que te pasa algo. Te lo pregunta y contestas que no te pasa nada.

Esto es peligroso porque comienza la desconexión emocional. Es decir, estás aquí, pero tu mente y corazón no. La poca comunicación gira alrededor de los hijos o de temas triviales, pero no hablan de ustedes.

Si estás en esta etapa es importante que reconozcas que algo te está molestando y lo comentes con el otro pero con prudencia y caridad.

Recuerda que en el pedir está el dar y muchas veces no es que me digas “tonta”, sino la “tonta” manera que tienes de decírmelo.

Si algo está sucediendo necesitas tomar el control de la situación y hacerte responsable de la parte que te corresponde. Si no lo haces, al rato tronarás cual olla exprés y algo que podría resolverse fácilmente se agrava. Recuerda que la comunicación es vehículo del amor.

3.-En el umbral

Sientes que no hay conexión entre ustedes

Empiezas a llenar el vacío con otras actividades y/o personas

Esta etapa es de gran peligro. Debido a la vulnerabilidad en la que nos encontramos, somos el blanco perfecto para dejarnos seducir por cosas o personas que nos ofrecen llenar nuestras carencias afectivas.

En pocas palabras, puede surgir la infidelidad. Y no me refiero solo a la afectiva o sexual, sino a dedicarle más tiempo a otras actividades o personas que a mi cónyuge.

Es decir, el tiempo que por derecho le corresponde se lo dedico a otras cosas que también me otorguen algún grado de satisfacción. Eso también es infidelidad.

4.-Me voy de aquí

Discutes constantemente… casi a propósito

Te sientes drenado de energía, sin esperanza y agotado

¡Etapa peligrosísima! Piensas que todo es inútil, que ya no hay que esforzarse en la relación y que la solución es emprender la retirada. Se genera una ceguera emocional y espiritual y no deja ver más allá de los problemas.

Si sientes que tu relación está en alguna de estas etapas ¡haz algo! y busca apoyo lo antes posible, no con amigas, sino con alguien profesional. Toda crisis tiene solución.

Trabaja en sanarte y sanar tu matrimonio, en reconstruirlo. Recuerda que tu crisis matrimonial debe servirte para perfeccionar el amor: si en las buenas te quiero junto a mí, en las malas te amo todavía más, aunque no lo sienta.

9/4/18

amor y humildad

PD1: ''Para perdonar se necesita amor y para olvidar se necesita humildad'', Santa Teresa de Calcuta.

6/4/18

la paz

PD1: Otro matiz muy bonito de la película de San Pablo es la PAZ. La encontramos en el Señor. La debemos transmitir. En este mundo convulso, debemos perdonar siempre a quienes nos ofenden, como nos enseñó el Señor en el “Padre Nuestro”, y recuperar la paz. Esa sed de venganza que tuvieron unos pocos cristianos contra Nerón, fue aplacada por el mensaje de amor y paz… ¿No es esto de total actualidad? Deseemos la paz en este mundo conflictivo también… Paz con el vecino, paz con el familiar que nos incomoda, paz con los amigos, paz con los jefes que nos maltratan, paz conduciendo, paz con los hijos y esposa, paz con los políticos que nos exasperan, paz y no revancha, ni odio, ni rencor…

5/4/18

la película de San Pablo

PD1: Ayer vimos la película de San Pablo, el Apóstol. Interesante. No es para ir con niños. No están bien caracterizados los personajes, pero es impresionante como reflejan la fe de San Pablo y San Lucas. ¡Quién la tuviera! Espeluznante las persecuciones en la Roma de Nerón y las dudas que les producían a los cristianos primitivos. Qué distintos tiempos con los de ahora. Esa comunidad donde todos se apoyan, esa unión tan fuerte… Ahora cada uno hace lo que quiere con sus creencias. Esa forma de presentar el mensaje del Señor al romano, dejándole toda la libertad del mundo, sabiendo que su conversión será cuando Dios quiera, no con lo que el Apóstol dijera… Es Dios el que convierte cuando quiere, y nosotros somos solo sus medios. Lo único que tenemos que mostrar es el amor que damos, a Dios y al prójimo. Las conversiones surgen cuando ven el Amor de Dios en los cristianos.

4/4/18

no podemos vivir sin amar

PD2: “El alma no puede vivir sin amor, siempre quiere amar alguna cosa, porque está hecha de amor, que yo por amor la creé” (Santa Catalina de Siena). Esto es lo que nos diferencia del resto de los seres vivos, que fuimos hechos para amar…, y que Dios mandó a su hijo para redimirnos: murió por amor y nos enseñó que la vida dura para siempre. Que es un Dios de vivos, no de muertos…

3/4/18

tres frutos

PD2: Nosotros hemos recibido, en la persona de Jesús y en su mensaje, un regalo único que hemos de hacer fructificar (tres frutos). No nos podemos conformar con una vivencia individualista y cerrada a nuestra fe; hay que comunicarla y regalarla a cada persona que se nos acerca. De ahí se deriva que el primer fruto es que vivamos nuestra fe en el calor de familia, el de la comunidad cristiana.

Pero se trata de una comunidad cristiana abierta, es decir, eminentemente misionera (segundo fruto). Por la fuerza y la belleza del Resucitado “en medio nuestro”, la comunidad es atractiva en todos sus gestos y actos, y cada uno de sus miembros goza de la capacidad de engendrar hombres y mujeres a la nueva vida del Resucitado. Y un tercer fruto es que vivamos con la convicción y certeza de que en el Evangelio encontramos la solución a todos los problemas.

Y yo añadiría la alegría del cristiano, la alegría que nos da la fe, que nos diferencia del mundo y sus problemas.