PD4: ¡Qué poco les gusta trabajar a muchos!
Es terrorífico, qué aburrimiento… Hay que poner los talentos a currar, que para eso los tenemos. Hay que trabajar bien, con esfuerzo, que nos deje cansados, agotados…, y acordarse de ofrecerlo. Si lo ofreces a Dios es como si estuvieras rezando todo el día. Es la satisfacción del deber cumplido, sabiendo que tus horas de trabajo, profesional y en casa, son horas de oración por otros.
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