PD3: Donde hay amor hay felicidad. Es importante aprender a amar, a nuestras mujeres, a nuestros hijos, a nuestros familiares y amigos. Reconocer el rostro de Dios en el prójimo y quererle como el Señor nos quiere.
Con el paso de los años, nuestro amor por los de nuestro entorno se enfría. Hay que volver a enamorarse de nuestra mujer, querer a nuestros hijos como adolescentes o adultos. Amar a todos lo que pasan por nuestra vida…
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