PD1: Hay que pensar si nuestros hijos pueden ser felices de pertenecer a nuestra familia, porque tienen unos padres:
1.que les escuchan y les toman en serio;
2.que les quieren como son;
3.que se atreven a hacerse con ellos sus mismas preguntas;
4.que les ayudan a percibir, en las pequeñas realidades de la vida diaria, el valor de las cosas, el esfuerzo que requiere sacar adelante un hogar;
5.que saben exigirles;
6.que no tienen miedo de ponerles en contacto con el sufrimiento y la fragilidad, tan presentes en la vida de mucha gente, quizá empezando por la propia familia;
7.que les ayudan, con su piedad, a tocar a Dios, a ser «almas de oración»;
8.que les ayudan a crecer sanos y fuertes de corazón, para que puedan escuchar a Dios que dice a cada uno.
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