23/3/18
Semana Santa
Semana Santa
22/3/18
vivir para servir
PD2: El hombre que no vive para servir no sirve para vivir: Nuestras inclinaciones naturales nos mueven al deseo de dominar las cosas y a las personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a nosotros nos gusta, que la gente nos reconozca un status, una posición. Pues bien, el camino que Jesús nos propone es el opuesto: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20,26-27).
Ser servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús es imposible para nosotros. Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad: hemos de implorar, esperar y desear intensamente que se nos concedan esos dones. La Cuaresma y sus prácticas cuaresmales (ayuno, limosna y oración), nos recuerdan que para recibir esos dones nos debemos disponer adecuadamente.
21/3/18
test del estado emocional
Un test hecho por un renombrado psicólogo revela cuál es su estado emocional
20/3/18
los fanáticos
PD5: “Un fanático es una persona que de ningún modo cambia de opinión y de ningún modo permite que se cambie de tema”, Churchill. Y esto vale para todo, para la política, para el fútbol, para la religión. Ojalá sepamos entender al que tenemos enfrente y no tratar de disuadirle o de malhumorarle. Cada uno tienen derecho a pensar lo que quiere, a decir lo que quiere, mientras no de hiera al otro…
19/3/18
la alegría del encuentro con el Señor
16/3/18
la alegría de confesarse...
15/3/18
hay que luchar para parecernos a Él
PD1: No basta con seguir una enseñanza religiosa o aprender una doctrina; lo que queremos es vivir como Jesús vivió, parecernos a Él, hacer lo que Él nos enseñó..., que no es fácil, dada la concupiscencia de los sentidos y la soberbia del hombre. Así que en esta Cuaresma que acaba, luchemos contra nuestros defectos y pidamos misericordia.
14/3/18
mal uso del Whatsapp
13/3/18
viene de Dios
12/3/18
una España sin niños y sin pensiones...
9/3/18
atento a las cosas pequeñas
PD2: ''No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor", Santa Teresa de Jesús. Te pongo tres sencillos ejemplos que están al alcance de cualquiera de nosotros:
1.- no hacer ruido con los zapatos al andar. Aunque no te lo creas, molesta, sobre todo cuando estás haciendo oración en una iglesia y entra uno taconeando…
2.- no cerrar la puerta lanzándola. No cuesta nada abrir el pomo con cuidado y dejar que se cierre el pestillo en su sitio, sin hacer ruido, que quizás hay alguien estudiando o concentrado en su lectura, o lo que sea que está haciendo ese alguien…
3.- no interrumpir a otro en el trabajo preguntándole cualquier chuminada. Esperar a ver que no hace nada, esperar a ver que levanta la vista o acaba de hablar por teléfono, o lo que sea que hace ese buen hombre entre dos cosas…
Parecen cosas sin importancia, pero la vida es la suma de muchas cosas insignificantes, muchas cosas que nadie repara en ellas…, pequeños detalles de amor que es la suma de todo lo que hacemos durante el día. Esas sonrisas que vamos regalando a diestro y siniestro, aún sin conocerles. ¿Qué pensaran de nosotros? Que somos unos locos de amor, que somos algo distintos del resto.
8/3/18
el encuentro con Dios en lo que nos rodea
PD1: Es tan bonito todo lo que dice…, tiene tanta razón: ''Solo el encuentro con Dios puede dar sentido pleno a la vida", Francisco. Hay tantas veces que nos encontramos al Señor cada día: en el otro, en la Misa, en el evangelio, en la gente buena y generosa…, en la naturaleza, en la vida, en los niños…
7/3/18
cambio de palabras
PD1: Ya te he copiado alguna vez el “reto” de las dominicas de Lerma. El de ayer me ha gustado una barbaridad. Siempre hablan de amor, como a mí me gusta hablar también. Hoy un simple juego de palabras, de “conocer” a “amar”. ¿A cuanta gente conoces? Son a los que tenemos que amar…:
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
El viernes pasado estuvo con nosotras nuestro sacerdote. Hablamos sobre la Cuaresma, la conversión… De aquellos ratos, fui a la oración y el Señor me regaló conclusiones, ¡que me dejaron asombrada!
Una de las cosas que dijo el sacerdote fue que “en la Sagrada Escritura, cuando dice ‘conocer’ en realidad quiere decir ‘amar’.”
Con eso en la cabeza, encontré este salmo:
“Te doy gracias
porque me has escogido portentosamente,
conocías hasta el fondo de mi alma…”
¡Cómo cambia, ¿verdad?! Saberse amado tan a fondo… Pero hay otro texto aún más sorprendente:
“Y de nuevo Pedro lo negó con juramento: ‘¡Yo no conozco a ese hombre!’” (Mc 26, 72).
¡Por tres veces (numero de plenitud) Pedro asegura que no ama al Señor!
Visto así, creo que imagino un poco más el dolor de Jesús… Pero, lo mejor de todo viene después de la Resurrección:
“Pedro, ¿me amas?” (Jn 21, 16)
Cristo, después de su victoria… ¡vuelve a mendigar el amor de Pedro! Personalmente, yo le habría cogido de las solapas y… Pero es que el Señor nos conoce de verdad, conoce hasta el fondo de nuestra pobreza y, conociéndonos, ¡nos ama!
Dicen que el santo cura de Ars, al terminar de dar la Comunión, cuando metía el copón en el Sagrario, decía a Jesús: “Y ahora te cierro… ¡por loco!”
Ése es el aviso importante que a todos tendría que sorprendernos cada mañana: seguimos a un Dios que está loco, tan loco de amor, ¡que no podemos hacer nada para que deje de querernos!
Hoy el reto del amor es hacer un acto de fe en el amor que Cristo siente por ti. ¡Eso es lo único que necesita! “Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él” (1 Jn 4, 16). ¡Cristo te ama! Abre tu corazón a su amor… ¡contágiate de esta locura! ¡Feliz día!
6/3/18
Corazón de Jesús
PD3: ¡Ojalá que nuestra conversión la pidamos con la misma fe y confianza con que el leproso se presentó ante Jesús!: puesto de rodillas, le dice: “Si quieres, puedes limpiarme” (Mc 1,40). Él es el único que puede hacer posible aquello que por nosotros mismos resultaría imposible. Dejemos que Dios actúe con su gracia en nosotros para que nuestro corazón sea purificado y, dócil a su acción, llegue a ser cada día más un corazón a imagen y semejanza del corazón de Jesús. La gente joven no sabe nada de la veneración que hemos tenido siempre en España al Corazón de Jesús…
5/3/18
vivir el presente
PD3: El pasado lo arrojo a la misericordia de Dios; el futuro lo confío en su providencia; y solo me quedo con el momento presente, para vivirlo en intensidad de amor, sin preocuparme mucho por mis faltas perdonadas por el Señor, ni por lo que me vendrá dentro de unos años... Lo importante es el Hoy y Ahora, gastarnos en amar… Y si nos equivocamos, se pide perdón y se vuelve a empezar.
2/3/18
Pelagianismo y Gnosticismo
PD1: El Papa advirtió ayer de dos herejías muy frecuentes de estos tiempos: Pelagianismo y Gnosticismo. En palabras del Pontífice:
¿Qué es el neo-pelagianismo?
Para el neo-pelagianismo “el individuo, radicalmente autónomo, pretende salvarse a sí mismo, sin reconocer que depende, en lo más profundo de su ser, de Dios y de los demás. La salvación es entonces confiada a las fuerzas del individuo, o las estructuras puramente humanas, incapaces de acoger la novedad del Espíritu de Dios”.
¿Qué es neo-gnosticismo?
El neo-gnosticismo, por su parte, “presenta una salvación meramente interior, encerrada en el subjetivismo, que consiste en elevarse «con el intelecto hasta los misterios de la divinidad desconocida».
Se pretende, de esta forma, liberar a la persona del cuerpo y del cosmos material, en los cuales ya no se descubren las huellas de la mano providente del Creador, sino que ve sólo una realidad sin sentido, ajena de la identidad última de la persona, y manipulable de acuerdo con los intereses del hombre.”
¿Nos vemos reflejados en alguna de estas herejías?
1/3/18
el matrimonio es difícil
PD3: Por el matrimonio hay que luchar. Es difícil, pero se consigue a base de ser menos egoísta:
¡Qué difícil es el matrimonio!
Decir lo contrario sería naïf o falaz.
¿Conocen algo que merezca la pena y que sea fácil?
Todo lo que merece la pena implica una dificultad. Más aún, cuánto más valioso, mayor dificultad conlleva.
Por eso el matrimonio es tan difícil, porque es de las pocas cosas que realmente merecen la pena.
Cuando los niños son pequeños, menores de seis, ocho años, los padres viven bajo una obligación constante de entrega.
Los hijos pequeños nos obligan a olvidarnos de nosotros mismos para estar constantemente pendientes de ellos. Si lloran a media noche, si hay que cambiarles el pañal, si hay que llevarles al médico (sea la hora que sea del día o de la noche), ahí estás, ni te planteas no hacerlo. Y por supuesto ni padel, ni pilates, ni cenita romántica los dos solos, ni cine, ni fútbol (salvo a veces en la TV).
Es una obligación. Ni nos lo cuestionamos.
¿Y mi felicidad? ¿Y mi tiempo? ¿Y mi vida?, esas cosas no nos las planteamos cuando se trata de ocuparnos de los niños. Tenemos la obligación de estar con ellos, por ellos y para ellos y punto. En ese momento nuestra felicidad es verlos crecer sanos, sin demasiadas rabietas y sin sobresaltos.
Es una fase agotadora que a menudo nos hace plantearnos si estamos haciendo lo correcto, pero nunca se nos ocurriría poner a nuestros hijos en el punto de mira. Ellos, sin duda, no son el error.
Pero cuando se trata de nuestro cónyuge … ¡Esa es la maravilla del matrimonio!
Ya no es obligatorio. Su vida no depende de nuestras atenciones, ahora se las podemos dar por el simple hecho de que ¡ME DA LA GANA!.
¿Y mi felicidad? ¿Y mi tiempo? ¿Y mi vida? Todo eso, es dártelo.
¿Para qué te casaste?. ¿Para ser feliz o para hacer feliz al otro?
Si te casaste para ser feliz, lo lamento, te lo explicaron mal. Pero que muy mal. Se me ocurren mil formas mucho más sencillas de encontrar la felicidad.
Si buscas tu propia felicidad … si tú eres el sujeto, objeto, actor y receptor de tu búsqueda de la felicidad … te vas a quedar más solo que la una.
Si te casaste para hacer feliz al otro … ¡enhorabuena! esa es la clave. Ahora tienes un un objetivo que te va a durar toda una vida y la posibilidad de matar dos pájaros de un tiro: cada vez que consigas tu objetivo lo más probable es que tú también estés disfrutando de un momento de felicidad.
Creo que fue José Antonio Marina quien aseguró que “la felicidad se encuentra haciendo otras cosas”.
NO creo en la felicidad salvo como estado emocional transitorio: creo en los momentos felices, poco más; pero tengo claro que los momentos felices se encuentran cuando otros logran satisfacciones:
+ cuando nuestros hijos tienen éxito (no hay nada equiparable a esto).
+ cuando nos reunimos los hermanos y compartimos la conversación, los intereses (la vida) como cuando éramos niños.
+ cuando nuestro cónyuge nos dice “qué feliz soy a tu lado” (no hay nada equiparable a esto).
+ cuando nuestro equipo de fútbol gana.
Siempre he defendido que la causa más frecuente de divorcio – aunque no la única – es el egoísmo. Cuando uno de los dos (o los dos) centran la búsqueda de SU propia felicidad en SÍ mismos, en lugar de en el otro, las probabilidades de fracaso son máximas.
Si nos entregamos a nuestro cónyuge con las mismas ganas, con la misma GRATUIDAD con que nos entregamos a nuestros hijos, pero ahora sí, con toda la libertad del mundo al NO hacerlo por obligación, es muchísimo más fácil encontrar la felicidad.
Una entrega así no es fácil. Exige NO ponerme como prioridad. Exige buscar SU bienestar antes que el mío, SU felicidad (sus momentos felices) antes que mis deseos, sus gustos antes que mis necesidades (acaso no hacemos eso con los hijos), su PERSONA antes que la mía.
Una entrega así pone de manifiesto que el amor es UN ACTO VOLUNTARIO, teñido por un sentimiento que a veces alcanza el grado de emoción. Si seguimos pensando que el amor es SOLO un sentimiento, vamos a estar al albur de una realidad sobre la que no tenemos el más mínimo control.
No puedo evitar sentir alegría al ver a mis hijos tener éxito, no puedo evitar sentir miedo al ver un animal salvaje que se me acerca (más aún si es humano), no puedo evitar sentir asco cuando veo un vómito en la calle.
Los sentimientos son espontáneos, inevitables y sin duda incontrolables. ¿Voy a apostar mi vida entera a algo basado únicamente en puros sentimientos? Ni loco.
Gracias a Dios que el amor – y por tanto el matrimonio – no se basa en algo tan voluble como los sentimientos. Gracias a Dios que el amor, si es amor, es un ejercicio de libertad.
El matrimonio no es nada fácil, pero no conozco nada en la vida que sea más gratificante. Nada que merezca más la pena.
¿Exige muchos sacrificios? Sin duda, pero NO tienen punto de comparación con sus recompensas.
Además, si el amor no fuera sacrificado ¿cómo podría crecer?, ¿cómo podría madurar?.
El matrimonio no aporta la felicidad, pero para muchos de nosotros es sin duda el camino más seguro para alcanzarla.