PD: Ayer el Salmo tenía su enjundia. Le pedíamos que nos juzgara: Levántate, oh Dios, y juzga la tierra
Pero le pedíamos amparo:
«Proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y al necesitado, defended al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable».
Yo declaro: «Aunque seáis dioses, e hijos del Altísimo todos, moriréis como cualquier hombre, caeréis, príncipes, como uno de tantos»
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