25/9/24

La Palabra de Dios

PD: Nabucodonosor destruyó el Templo de Jerusalén 600 años antes de Cristo. Y tomo presos a todos los israelitas. Es ahí, en el destierro Babilonia, cuando estos empezaron a valorar las escrituras, la Palabra de Dios. En tierra extraña empezaron a leer los escritos de los Profetas. Y cuando se liberaron y pudieron volver a Israel, siguieron con esa costumbre nueva de leer las escrituras. Se construyen entonces las sinagogas donde, los sábados, se leían las escrituras, que para ellos era lo más importante de su fe. Y muchos años más tarde volvieron a reconstruir el Templo.

Quizás la parte buena de llevarse a los israelitas a Babilonia es su amor por la Palabra de Dios. El propio Jesús le vemos en el Nuevo Testamento, que predicaba en las sinagogas con mucha frecuencia, leía a los Profetas y los daba a entender.

Nosotros ni las leemos, ni queremos saber nada. Puede que nos falte un destierro… Cuando en la Misa leemos el Evangelio y las lecturas, no son cosas viejas de algo que pasó hace mucho. Son palabras de Vida que nos las dice el Señor hoy y ahora para nosotros. Son cosas que nos susurra al oído que nos sirven…

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