PD: Tuve una anécdota en la mudanza de una hija mía que me impactó. Estuve todo el día en su casa para ayudarla. Vinieron 6 tipos que curraban de lo lindo, gente muy buena de Perú, que cobraban cuatro perras por deslomarse con las cajas y muebles... Llegó la hora de la comida y el jefe se fue a comer al bar. Los demás comieron sus tuperwares, salvo uno que le acompañó al bar a que se lo calentaran. La camarera al ver lo poco que iba a comer, un culin en un tuperware muy grande, le dijo que se sentara y le regalo el menú del día… Sigue quedando gente buena, muy buena…
Cada dos horas, me dediqué a comprarles una cerveza y una botella de agua en el bar. Hacía un calor sofocante, así que mi encargo fue que no se deshidratara ninguno… Y parloteamos y parloteamos, lo de siempre. Se quedarnos muy agradecidos por las bebidas, la cháchara y los pitillos que nos fuimos echando cada rato… Gente buena donde los haya, como la camarera del bar de Virgen de Icíar.
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