PD: El otro día el cura nos sacó los colores a los asistentes de la Misa. Nos dijo que teníamos más fe que los demás, por el hecho de tener la necesidad diaria de ir al encuentro con el Señor. Nosotros sonreímos halagados…
Pero nos dijo que no podíamos olvidarnos de amar a Dios como meta primera de nuestra vida. Aquí dolió. Que era muy fácil, solo había que decirle: Jesús, te quiero. Y repetírselo durante la Misa varias veces. Y en nuestros trabajos cotidianos también ir repitiéndoselo: Jesús, te quiero. Y amar a los demás también no saldría con facilidad si nos empeñábamos en amar más a Dios. Jesús, te quiero…
Así que como persona obediente que soy, me paso todo el día con el Jesús, te quiero. Se me ha metido en el coco y me sale con una facilidad pasmosa. Jesús, te quiero. He notado un cambio de vida a mejor. Me sirve para mantener la presencia de Dios cada rato. Jesús, te quiero. Y para recordarme que soy Hijo de Dios. Jesús, te quiero.
Te lo cuento por si te valiera a ti también. Anímate con los "Jesús, te quiero", que claro que le gusta al Señor que sepa de nuestro amor, como a todo enamorado. Lo sabe todo, pero le gusta oírlo, pienso yo. Y a mi me va fenomenal…
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