PD: El Salmo de ayer: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” es todo lo que tenemos que decirle. Es la mejor forma de amarle: hacer su voluntad. El quería que le amasemos, esa es su voluntad. Y nosotros estamos aquí para hacerlo…, con ganas, con disposición, con alegría… Para hacer lo que nos pida, lo que quiera. Nos ofrecemos, nos damos a los demás.
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