PD: Con el corazón lleno de esperanza, comparto algunas impresiones sobre el nuevo Papa: León XIV. Para dar gracias a Dios por este regalo a la Iglesia.
El nuevo Papa es religioso: agustino.
Y esto, personalmente, me encanta.
Un religioso está acostumbrado a vivir en comunidad, a escuchar, a discernir, a resolver conflictos… A buscar juntos la voluntad de Dios.
Ser superior en una orden no es fácil.
Implica mucho trato humano, sufrimiento silencioso y responsabilidad compartida.
Eso da un temple especial, que se nota en León XIV. La Iglesia necesita justo eso: equilibrio, sensatez y experiencia.
Es canonista, metódico y parco en palabras.
No busca lucirse, sino servir.
Y hoy necesitamos personas con cabeza clara y corazón encendido.
Tiene una gran capacidad para tratar con obispos.
Ha gestionado problemas serios, especialmente en lo relativo a abusos y protección de menores.
Eso exige valentía, claridad y compasión. Él lo ha hecho y lo seguirá haciendo.
Ha elegido un nombre que dice mucho: León XIV.
Como León XIII, le toca pastorear en un cambio de época.
Y como él, quiere una Iglesia abierta a Dios, al mundo y a la verdad.
Ha aparecido vestido como debe ir un Papa.
Sin manías personales ni protagonismos.
Sabe que el Pontífice no se representa a sí mismo, sino a Pedro.
Y eso se simboliza también en las formas.
Su formación es sólida. Tiene la mente muy despierta y se nota que trabaja los temas a fondo.
Ha preparado brevemente el discurso inaugural con claridad, convicción y profundidad.
Es tímido, reservado. Pero eso no es debilidad.
Esa humildad interior le ayudará a estar más unido a Dios en la oración.
Y desde ahí, tomar decisiones rectas y llenas de Evangelio.
Ha hablado una y otra vez de la paz.
Con sinceridad, con fuerza.
La paz no como eslogan, sino como fruto de la justicia, de la comunión, del amor.
Y un detalle no menor: sabe hablar perfectamente español, además del inglés, italiano y del latín.
Se le nota cercano, pero también profundamente romano, profundamente católico.
Universal. Como debe ser.
Sin duda, León XIV es el Papa que necesita hoy la Iglesia.
Por su sabiduría, su templanza, su fidelidad al Evangelio y su corazón de pastor.
Tiene además un gran espíritu misionero.
No se encierra en su mundo, sino que sale al encuentro.
Conoce la Iglesia universal, ha trabajado en distintos contextos y sabe lo que es anunciar el Evangelio en medio de desafíos concretos.
Recemos por él, con amor y con fe. Todos con Pedro, a Jesús por María.
¡Viva el Papa!