PD: Ayer se nos murió Belén. Era numeraria del Opus Dei y amiga de mi hija María. Tenía 20 años. Tuvo una enfermedad menor que la dejó autoinmune. Y se cogió una meningitis que se la llevó en 4 días. Era la mayor de 7 hermanos. Tristeza total. Dios actúa de forma rara. Todo es para bien. Belén ya está con el Señor, el amor de los amores. Pero su familia y sus amigas se quedaron desoladas.
Estuvieron en el velatorio por la tarde en la administración de un colegio mayor. Iban pasando muchos curas que le hacían un responso cada uno y le echaban agua bendita. Pero lloraban y lloraban. María llegó a casa llorando también. ¡Qué bueno es llorar! Dios nos dio dos regalos: llorar y reír. Es lo mejor que tenemos y lo más curativo para el alma. Conseguimos al rato que se riera después de llorar tanto.
La vida es un regalo que no sabemos lo que nos dura. La salud es una bendición. Y no debemos temer a la muerte ya que, si estamos en buena disposición, veremos a Dios cara a cara, y sabremos todo lo que nunca supimos. Conoceremos de frente su amor para todos… Y todo lo que nos pasa es porque Dios quiere, porque es para algo. Todo lo que hace Dios es bueno. Hasta lo que le pasó a Belén. Saldrán fortalecidas en la fe sus amigas y familia. Aunque cuando una joven se muere es muy triste. Nunca se debían morir los hijos antes que los padres…
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