PD: En el evangelio de ayer, le preguntan por el primer mandamiento. Y contestó lo que ya sabemos: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento’
Y añadió el segundo: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’
El segundo es más fácil, más o menos todos lo hacemos. Quizás no se cae en la cuenta lo de amarse a uno mismo que pasa desapercibido por el texto. Nos tenemos que querer, que gustar como somos. Cuanta gente hay tan descontenta con lo que son y tienen, de ahí tantos problemas de salud mental…
Pero el primer mandamiento, el que dice es el más importante, es el que menos se hace del decálogo. Amar a Dios. No es fácil. Se ama lo que se ve: a nuestra mujer, a nuestros hijos, al dinero (no se debería), al prójimo... Se es muy solidario con el que sufre, por guerra, por pobreza, por enfermedad… Pero, ¿amar a Dios? Y encima el Señor nos dijo que era el más importante, por eso lo puso el primero. Y nos dijo que lo hiciéramos con todo nuestro corazón, alma y mente… No, no se hace.
Puedes hacer muchas cosas buenas, cumplir muchos preceptos, muchas cosas buenas, pero si no tienes amor, esto no sirve para nada…
El cristianismo es la religión del amor. Pero nuestro Dios nos mandó quererle y no lo hacemos… Hay que ponerle remedio. Y éste se encuentra en el trato con el Señor, en la oración, en la contemplación…
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