PD: Hay que rezar, no hasta que Dios te escuche, sino hasta que escuches a Dios.
El otro día me recomendaban que escribiera lo que Dios me dice en mi oración. Me pareció una muy buena idea. Muchas veces Dios me habla en la oración, lo entiendo muy bien, pero se me olvida lo que me ha insinuado. Hay que dejarlo por escrito en caliente, cuando ocurre… ¡Cuántas veces he pensado, pasadas unas horas, que se me había olvidado algo de lo que pensé mientras rezaba!
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