PD : Lo primero del día es ofrecérselo a Dios. Que todo lo hagamos por y para el Señor. Ayuda mucho rezar esa oración tan bonita a la Virgen:
¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me ofrezco enteramente a Vos y,
en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día mis ojos,
mis oídos, mi lengua, mi corazón.
En una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro,
oh Madre de bondad,
guardadme y protegedme
como cosa y posesión vuestra.
Amén.
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