PD: Tenemos cada vez la conciencia más laxa. Todo nos lo permitimos si nos apetece. Nada hay malo y podemos hacer lo que se nos antoje. Pero la conciencia es la que nos marca la diferencia de lo que está bien y lo que no debemos hacer. Y aunque pasemos de ella, from time to time, nos lo recuerda…
No hay almohada tan suave como la conciencia limpia.
Y si pasamos por el confesionario y la limpiamos, nos queda la alegría, mucha alegría…
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