PD: Hoy San José. En casa le tenemos una especial afición. Es una figura genial, dócil, enamorado de la Virgen, y presto a actuar: se fue corriendo a Egipto sin dudarlo. La cantidad de cosas que le tocó vivir; el portal de Belén, perder al Niño Jesús tres días…. ¿Las guardaría en su corazón como María? No debía entender casi nada de lo que le fue pasando, pero no abrió la boca, más que para enseñar durante 30 años al Señor como buen padre que fue. El arcángel le tuvo que soplar al oído varias veces…
Esa labor de los hombres, de los padres en las familias que marcan la serenidad de los hogares. Ese gran trabajo es la que hacemos los hombres hoy como lo hizo entonces San José.
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