26/1/16

propósitos del retiro

PD2: Estuve de retiro y recé mucho por todos. Estuve meditando mucho sobre mi vida y lo que hago. Y me hice propósitos de mejora.

Este es mi caso: Voy a Misa todos los días, no podría no ir, me faltaría algo. La Misa es el mejor conjunto de oraciones de todas las que conozco. Me confieso todas las semanas, ya sé que puede parecer mucho, pero pido perdón por pecados menores, por faltas de atención a otros, de omisión, por la maldita soberbia innata del ser humano… Recibo la Gracia de los sacramentos que me dan fuerza para lidiar, para buscar la humildad. Hago un rato de oración por la mañana y por la tarde, tantas peticiones, que luego dejo en la Misa. Rezo el Rosario y pido por muchas cosas, por mucha gente y sus necesidades. Hay tantas, tanto sufrimiento... Intento ayudar con lo que puedo a Cáritas, de forma regular, mensual, intento amar al prójimo, ayudando, sirviendo, que para eso estamos aquí, perdonarles sus ofensas y borrarlas de mi cabeza, como cuando nos confesamos que Dios se olvida de lo que hicimos… Trato de llevar la alegría a los que me rodean, siendo simpático y preocupándome por sus problemas. Hasta sonrío a las viejas por la calle cuando me cruzo con ellas!!!

No pienses que son tantas cosas, no llevan mucho tiempo, se espacian al cabo del día y, a ratitos, te van saliendo… No cuestan tanto hacerlas, y sonreír es gratis.

Pero se me escapaba algo más. Llevo muchos años haciendo todo esto y me parecía que era suficiente, estaba bastante satisfecho, pensaba que con estas prácticas de piedad, me tenía que contentar… ¡Qué equivocado estaba! Me faltaba la más importante: amar a Dios. Esto es lo que se me había escapado. Me he pasado muchos años pidiendo cosas, pidiendo por la gente, por los míos, que está muy bien, pero todas estas necesidades ya las sabe Dios antes de que yo se las pida. Me he pasado tantos años corrigiendo mis defectos, tratando de ser mejor, cuando lo que me ha faltado es amar más a Dios.

Esto es lo que me he puesto de propósito en mi retiro espiritual, amarle más, meterme en el evangelio con el Señor, sentarme al lado de Él en una piedra mientras va hablando y explicando a los judíos su mensaje de amor. Maravillarme de los milagros que va haciendo, contemplarle cada día, tenerle cerca de mí, saber que está a mi lado todo el día, darle muchas gracias por esas cosas que nos van pasando y que vienen de su mano… Así que mis ratos de oración van a ser para Él y las peticiones las dejaré en la Patena de la Misa. A ver si lo cumplo.

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