31/3/20

todos viviremos eternamente

PD1: A Dios no se le mueren sus hijos. A nosotros, a los padres, sí que se nos mueren, pero Dios no, nos hizo para siempre. Nacemos para vivir una vida eterna y no para morir. El cuerpo lo dejamos en el cementerio y luego lo volveremos a recuperar. Dios es un Dios de vivos, no de muertos. No nos hizo para dejarnos enterrados y que nos convirtiéramos en polvo, no. Nos hizo para siempre y nunca moriremos…; viviremos en el cielo o en el infierno, pero viviremos la eternidad, con Él o sin Él. No temamos a la muerte, estemos preparados y en gracia de Dios. Nos espera una segunda parte mucho mejor…

30/3/20

impresionante!!!

PD1: El viernes nos dio una bendición especial el Papa Francisco. Fue muy bonita y muy interesante lo que dijo. Es largo pero, por si te lo perdiste, te lo copio:

Urbi et orbi histórica.

URBI ET ORBI

«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas.

Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente.

En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos. Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús.

Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—.

Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40). Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38).

No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.

La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad.

La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.

Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela y se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa.

No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo.

Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12).

Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.

Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo.

Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza.

Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar.

El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado.

El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.

Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad.

En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios.

Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque sabemos que Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).

27/3/20

estamos trabajando más que nunca

PD1: Quiero hablarte hoy de mis hijas pequeñas. Tienen 14 y 15 años. Están currando como unas leonas. Las profes las tienen machacadas a trabajos y tareas. La sistemática es la siguiente: tienen que fichar a las 09:00 (para evitar que se queden dormidas). Tienen tareas que les mandan cada mañana, de todas las asignaturas. De vez en cuando reciben una clase on line, por videoconferencia. Otras veces tienen que hacer trabajos más densos… Paran a comer 15 minutos, sin tele al mediodía (no se enciende hasta las 21:00 para ver el telediario), y siguen dale que te pego hasta las 18:00 horas, que les obligo a cortar, ya que tiene más cosas pendientes que se tienen que dejar. Son unos sobrados los profes, salvo mi mujer que es un cielo… Yo les recomiendo que algún día hagan “pellas” que no se va a enterar nadie… Pero hay tal nivel de trabajo en casa, que les debe dar vergüenza no seguir a sus hermanos mayores (tengo tres currantes en casa sin ver a sus novia/novio) que se están dejando la piel todas las horas del día, y su madre, que es un cielo, también…

Es esa virtud de laboriosidad que se adquiere con el ejemplo… Cosas muy buenas salen de este confinamiento, y la cantidad de casos que se ven de gente tan buena haciendo tanto por ayudar. Ayer me contaba mi hija que les llevan comida para los sanitarios a su hospital. Está muy agradecida de esos restaurantes ahora cerrados que se acuerdan de ellos.

Yo tampoco me puedo quejar. Me levanto a las 05:00, tengo dos horas de cierta tranquilidad para ir haciendo cosas, para luego ir acompañando en los desayunos a los que van amaneciendo, recoger la casa, poner el lavavajillas, ahuecar los sillones, poner lavadoras y secadoras…, a salto de mata. No paro. Me suelo echar una siestecita reparadora, pero últimamente no funciona, les tengo a todos demasiado cerca, respiran y les oigo… Por la noche llego agotado a la cama, No hay nada en la tele (en casa no vemos series ya que consideramos que no aportan nada, y tenemos hijas pequeñas que no pueden ver semejantes barbaridades). Ojalá pusieran algo bueno a una hora decente, pero no se les ocurre, no hay ninguna película, aunque sea antigua, digna de ver y tal… Ultimamente nos estamos salvando con la vuelta del Hormiguero…, lo demás es bazofia.

Por cierto os sugiero que apaguéis el puto móvil, al menos la mitad del día. NO son tan graciosas las memeces que manda la gente por wathsup. Ni os quedéis enganchados a la tele pendientes de la noticias sobre el virus. Todo lo que vemos y oímos nos deprimirá más, nos generará más angustia… Hay que hacer huelga de tele y móvil…

Y durante todo el día voy sacando mis costumbres piadosas, lo que me hace mantenerme fuerte y vivo. Hago un rato de oración, rezo el Rosario y vemos la Misa a las 20:05 por la tele…, después de aplaudir, y a la cama a las 22:30… Pura rutina, puro placer tenerles en casa todo el día. No me puedo quejar, qué dure, que dure, que estoy muy acompañado… Aunque echo mucho de menos a 2 hijos que tengo fuera de Madrid y a otros dos casados con 8 nietos que no veo desde hace 3 semanas, no se atreven a venir para no contagiarnos (tampoco les dejan)

26/3/20

por compasión, un paseito por favor...

PD1: Lo que no pillo es por qué no podemos salir a pasear con nuestra mujer por donde no vaya nadie. Y si nos cruzamos con alguien, nos separamos, damos las buenas tardes, y seguimos nuestro camino. Estamos en casa mano sobre mano, nos damos besos, pero no podemos salir a la calle a darnos un paseo…
Y los deportistas que suelen correr solos, tampoco se les permite, no vaya a ser, no vaya a ser… Son memos!!!
Y otro plan maravilloso sería meternos en el coche y darnos vueltas por ahí, sin salir del coche, sin necesidad de mascarillas que no tenemos, a ver el mundo, a ver la primavera que florece, a airearnos un poco. ¿A quién va a contagiar una familia que se de vueltas en el coche sin bajarse? Entre nosotros no, ya que estamos todos juntitos a todas horas, toqueteándonos, comiendo de la misma fuente, y dándonos besos por la mañana y por la noche…
E ir a llevarles la compra a nuestros mayores, sin tocar nada, que nos vean, hablar un rato con ellos que están muy solos, tampoco se puede... Ya nos preocuparemos nosotros de no darles un beso, de no contagiarles por su bien…
Se me ocurren más cosas, pero no sigo. En este mundo absurdo de prohibiciones, de restricciones a nuestra libertad, de manipulación, lo han conseguido, ellos han ganado. Nosotros, como siempre, perdemos!!! Yo protesto por si alguien se anima a protestar también… Mierda de políticos, mal y tarde!!!
Y lo alucinante es la correlación de contagiados entre los que usaron mascarillas desde el principio (Corea del Sur, Japón, Singapur y Hong Kong), y los que no las hemos tenido, ya que nuestros políticos dijeron que no hacían falta. Nosotros en casa seguimos sin tenerlas. No las venden y, como bien escaso que es, no las quiero, se las dejamos a los sanitarios. Si nos contagiamos y morimos, nos espera una vida mejor…

25/3/20

la vida es temporal

PD1: Pablo D’Ors ha dicho que la vida es temporal, y estamos de paso: somos peregrinos:

24/3/20

¿cómo ayudar a otros?

PD2: Este fin de semana me desesperó estar en casa sin poder ayudar a nadie. La cantidad de gente volcada en hacer cosas útiles para combatir el virus, la encomiable labor de los sanitarios, la policía y el ejército, la cantidad de ayudas de tantos que se han puesto a fabricar mascarillas, de los políticos que supongo harán lo que puedan y sepan, la de la gente que sigue trabajando para el bienestar de todos (supermercados, fábricas, el campo…). Y yo metido en casa mano sobre mano, me reconcomía. Al menos le eché unas cuantas oraciones, que creo hacen falta muchas… Así que te animo a que si te pasa como a mí, que no se te ocurre nada por ayudar, échale rezos que seguro no caen en saco roto…

23/3/20

¿cómo confesarse estos días?

PD1: Muchos nos confesamos todas las semanas y estos días andamos cojos, carentes de los beneficios particulares que nos da la Gracia de este Sacramento. El Papa Francisco nos contesta a la pregunta que tenemos muchos: ¿qué hacer para confesarnos estos días que no tenemos confesores?:

¿Dónde puedo encontrar a un confesor?

“Sé que muchos de vosotros, por Pascua, os confesáis para encontraros con Dios. Pero muchos me dirán hoy: “Pero Padre, ¿dónde puedo encontrar a un sacerdote, un confesor, porque no puedo salir de casa?”.

“Y quiero hacer las paces con el Señor, quiero que me abrace, quiero que mi padre me abrace… ¿Qué puedo hacer si no encuentro sacerdotes?”. 

Haz lo que dice el Catecismo. Está muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu padre, y dile la verdad: “Señor, he hecho esto, esto, esto… Perdóname”.

Y pídele perdón de todo corazón, con el acto de dolor y prométele: “Me confesaré más tarde, pero perdóname ahora”.

inmediatamente volverás a la gracia de Dios. Tú mismo puedes acercarte, como nos enseña el Catecismo, al perdón de Dios sin tener un sacerdote a mano.

Así que podemos volver a la gracia de Dios, con un acto de dolor y arrepentimiento, a la espera de una confesión después…

20/3/20

se me aburren...

PD1: Propuestas de ocio para estar en casa:

https://www.aceprensa.com/cultura/propuestas-de-ocio-en-casa/

Si haces algo divertido, o ves una peli buena, o un buen libro, a ver si me la recomiendas, que nos vamos quedando sin ideas… Seguimos rezando, ayer el Rosario a las 21:00, todos los días Misa a las 20:00 por Internet, pero se me empiezan a aburrir y a desesperar. Necesito ideas de planes divertidos que nos haga olvidar este drama…

19/3/20

hoy imploramos a San José

PD1: El Papa Francisco nos invita a rezar el Rosario esta noche a las 21:00 horas, día de San Jose:

"Hago mío el llamamiento de los obispos italianos que, en esta emergencia sanitaria, han promovido un momento de oración por todo el país. Cada familia, cada fiel, cada comunidad religiosa: todos unidos espiritualmente mañana a las 9 de la noche en el rezo del Rosario, con los Misterios de la Luz".

"Os acompañaré desde aquí. Al rostro luminoso y transfigurado de Jesucristo y su Corazón nos conduce María, Madre de Dios, salud de los enfermos, a quien nos dirigimos con el rezo del Rosario, bajo la mirada amorosa de San José, Custodio de la Sagrada Familia y de nuestras familias".

"Y le pedimos que cuide especialmente de nuestra familia, de nuestros familiares, sobre todo de los enfermos y de las personas que cuidan de los enfermos: los médicos, enfermeras, voluntarios, que arriesgan sus vidas en este servicio"

17/3/20

puedes asistir a Misa a diario desde casa

PD1: Ya sabes que me gusta ir a Misa todos los días, me permite dar las gracias al Señor y recibir fuerzas, fortaleza y paz, mucha paz. Estos días que han prohibido celebrar misas en Madrid, mi consuelo es verla por la televisión. Lo hacemos desde el sábado en familia, los siete que vivimos juntos, a la misma hora, a las 20:00, nos ponemos de pie cuando hay que ponerse, y de rodillas en la Consagración…(dura solo media hora). Pedimos por unos y otros, mucho por los enfermos y los que se están dejándola piel por nosotros estos días…

Te animo a que, como tenemos demasiado tiempo libre, lo aproveches tu también. Nosotros ponemos el canal de Magnificat:

https://www.youtube.com/channel/UCovjpkblcgufwM_gGzXCd_w

Es de una iglesia de Madrid que tienen mucha práctica en grabar la Misa cada día, muy buen sonido y hacen unos sermones muy bonitos. Y son muy piadosos…

sugerencias para la cuarentena

PD1: Sugerencias para afrontar mejor la cuarentena:

OPTIMISMO: Dios permite que estemos como estamos por algo, por algún bien, algo muy bueno saldrá de esto. Hay que ver la mano de Dios en todo, y llevar lo que nos está pasando con buen humor y esperanza.

HORARIO: No malgastemos el tiempo, se pueden hacer muchas cosas, ponte una rutina diaria, no nos amodorremos (cuidado con el puto móvil, ponlo en modo avión unas cuantas horas…)

APRENDE ALGO NUEVO: Lo que sea, cocina, cursos on line, idiomas…

PRACTICA ALGO NUEVO: música, lectura, películas, deporte indoor…

REZA CON CALMA: Haz lo que nunca tienes tiempo, como rezar.

HABLA: Ten buenas conversaciones por teléfono con los que viven lejos…, y con los de casa también.

SE UN APOYO: Tienes a tu cargo a mucha gente. Combate el miedo y el aburrimiento. ¿Qué necesitan los demás?

MANTEN LA CALMA: No seamos negativos y demos las gracias por todo lo bueno que tenemos…

PIDE PERDON: La convivencia todos en casa puede ser fuente de conflicto. Hay que disculparse por cualquier roce y mantener un “buen rollito”

16/3/20

habla...

PD1: El “opio del pueblo” no es la religión, como decían los marxistas. Es el futbol, o lo fue durante muchísimos años. Es la meteorología, parece que nos tienen que informar de todo lo que nos va a pasar, aunque nos importe un pimiento… Es la violencia de género… No, no lo es, y los hombres no somos malos y tal. Son las catástrofes naturales que nos dejan enganchados a la tele, o los atentados terroristas…

Es el puñetero coronavirus que nos deja pegados a la tele en vez de echarle rezos a los afectados y sus familias. No caigas en el nuevo “opio del pueblo” y haz algo útil para los demás: que apaguen el móvil y hablen… Quizás Dios nos ha mandado el coronavirus para que empecemos a hablar, para que nos quedemos juntitos en amor y compañía…

13/3/20

¡Bendita rutina!

PD2: Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, vive la vida de familia en Nazaret, como todas las familias, con sus rutinas: crecer, trabajar, aprender, rezar, jugar... Bendita rutina donde crece y se fortalece, casi sin darse cuenta, el alma de los hombres…

Ahora nosotros tenemos que hacer lo mismo, encerrados en casa todo el día, todos juntos, trabajando y estudiando, aprendiendo, rezando… ¡Bendita rutina!

Mis hijos se cansarán en unos días del aislamiento, pero yo estoy muy contento de tenerles en casa a todos.

12/3/20

¡Ve a María!

PD1: En estos días de tanta incertidumbre, el consejo de San Juan Bosco es insuperable:

''¿Te preocupa algo?

¡Ve a María!

¿Tienes miedo?

¡Ve a María!

¿Te sientes culpable?

¡Ve a María!

¿Estás feliz?

¡Ve a María!

Cuando María ruega, todo se obtiene, nada se niega''.

11/3/20

rezar por los enfermos

PD1: Solo nos queda rezar por los enfermos y decirles, que sepan, que sus dolores se pueden ofrecer por cosas santas, que sus molestias y dificultades son muy valiosas si se ofrecen.

10/3/20

insensibilidad...

PD2: Hay un gran peligro, que nuestro corazón, con el paso del tiempo, se nos vaya endureciendo. A veces, los golpes de la vida nos pueden ir convirtiendo, incluso sin darnos cuenta de ello, en una persona más desconfiada, insensible, pesimista, desesperanzada... Hay que pedir al Señor que nos haga conscientes de este posible deterioro interior. La oración es ocasión para echar una mirada serena a nuestra vida y a todas las circunstancias que la rodean. Hemos de entender los diversos acontecimientos a la luz del Evangelio, para descubrir en cuáles aspectos necesitamos una auténtica conversión.

9/3/20

hipocresía

PD1: “La hipocresía es el más difícil de los vicios ya que requiere de una vigilancia constante y agotadora. No se puede practicar, como el adulterio o la glotonería, a ratos perdidos; es un trabajo a tiempo completo” W. Somerset Maugham(1974-1965)

Pues ante la hipocresía generalizada de estos días, yo quiero resaltar que hay gente valiente y noble, franca y veraz.

Son pocos pero, si miras un poco, los distingues… Y que conste que no tiene nada que ver con sus creencias, no tiene que ver con la religión. Son sus virtudes, adquiridas por repetición de actos buenos, las que les definen… Gente con virtudes, qué sí hombre, que los hay!!!

Dentro de los políticos no los vas a encontrar, ni en el mundo empresarial… Son gente normal y corriente que nos rodea, que cuida a sus hijos, que se esfuerza, y que no se deja influir por la hipocresía campante…

6/3/20

intención mensual del Papa Francisco

PD1: El Papa Francisco publica una intención de oración cada mes. Esta es la de marzo:
Hoy en día en China la Iglesia mira hacia adelante con la esperanza. La Iglesia quiere que los cristianos chinos sean cristianos en serio y que sean buenos ciudadanos. Deben promover el Evangelio, pero sin hacer proselitismo y alcanzar la unidad de la comunidad católica que está dividida.

5/3/20

Nos gusta sentirnos queridos

PD1: Ante nuestros hijos pequeños nos sentimos muy queridos. Cuando se van haciendo mayores, nos sentimos queridos algo menos. Con nuestra mujer, nos gusta sentirnos queridos, que nos valore y nos cuide. Incluso si todavía tenemos padres, nos gusta sentirnos queridos por ellos en la madurez de su vida… Nos gusta sentirnos queridos por Dios, sobre todo, los que vemos su mano en todas las cosas…

Pero a su vez, hay que compensar ese cariño que recibimos. Esto es el amor: dar y recibir. Quien no da, no puede pedir luego sentirse querido…

A nuestros hijos pequeños nos gusta quererles, a los mayorcitos también… A nuestra mujer, nos gusta darle nuestro cariño, que se sienta querida. A los ancianos padres también.

Y a Dios, pues lo mismo, ¿no recibimos tanto amor de Él? Pues nos gusta corresponderle con el nuestro, dedicándole tiempo, ofreciéndole lo que hacemos cada día…

4/3/20

es nuestro Padre

PD1: El Padrenuestro es la única oración que rezamos todos los cristianos, los católicos, ortodoxos, hasta los protestantes de todo tipo. Es la oración universal que el Señor nos enseñó cuando le preguntaban los torpes apóstoles que no entendían nada, que les costaba creer a pesar de lo que veían, que seguían con dudas… Luego con el Espíritu Santo se les abrieron definitivamente los ojos e hicieron cosas increíbles…

Pues el Padrenuestro empieza como bien sabes con un reconocimiento filial, le llamamos por primera vez al Creador como Padre, le reconocemos su paternidad, lo decimos cada vez que lo rezamos.

Aunque somos tan torpes como esos apóstoles: no nos lo acabamos de creer… Sí es nuestro Padre que está en el cielo. Pero por mucho que lo repitamos no nos lo metemos en el coco. Esa sensación de fiarse de nuestro padre cuando éramos niños, esa seguridad de sabernos con papá, de su seguridad, de su autoridad, de su comprensión y cariño que hemos tenido todos con nuestros padres, es mayor, inmensamente mayor con Dios…

Su providencia, su misericordia cuando nos equivocamos, su perdón, su generosidad, todo nos lo da Él… Sólo le tendríamos que tratar más, fiarnos de Él y contarle nuestras cosas como cuando mis hijos me cuentan las suyas…

3/3/20

los soberbios no se salvarán...

PD1: El domingo se leyó en Misa el Génesis, cuando el demonio convence a Eva de comer del árbol prohibido, para ser como dioses… Qué cerca está hoy este pasaje.

¡Cuánta gente sigue dominada por la soberbia, creyéndose más que Dios! ¡Cuántos deciden hoy lo que está bien y lo que está mal, lo que se puede hacer y lo que no! ¡Cuántos hacen siempre lo que les da la gana, no lo que deben! ¡Cuánta gente vive siendo como dioses, sustituyéndole, creyéndose que son el centro de la galaxia!

Solo se curan de estos males, sabiendo que nada podemos solos, que todo se nos es dado, que no podríamos hacer nada sin su ayuda… Que somos sus hijos amadísimos y que nos atrae hacia Él… Pero es muy difícil que un soberbio entienda nada…

2/3/20

apaga el móvil un rato

PD1: Si no sabes qué hacer durante la Cuaresma, haz lo que dice el Papa Francisco: