31/5/21

los míos...

PD1: Ya tengo foto de la ordenación:

Mis 9 hijos, mis nueras y yernos, mis nietos y mi suegra. Felicidad total…

28/5/21

lo que dijo el obispo

PD1: La dijo en italiano y nos perdimos muchos matices. Como me gustó mucho, a pesar de su extensión, te la copio. Homilía de Mons. Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia y Secretario de Benedicto XVI en la ordenación del 22/5/21:

Eminencia, Reverendísimo y queridísimo Prelado don Fernando, Excelencias, Reverendos hermanos en el ministerio sacerdotal y diaconal, queridos padres y familiares, queridas hermanas y hermanos y, sobre todo, queridos ordenandos.

Cada época, también la nuestra, tiene su lenguaje. Cada época tiene su sensibilidad lingüística. Y cada época tiene también sus palabras preferidas. Hoy, en los primeros puestos de la clasificación de las palabras preferidas, figura una palabra: progresivo o, aún más de moda, progresista. Aparece en todas partes el contemporáneo progresista, el político progresista, la mujer progresista, el cristiano progresista, el párroco, el obispo progresista. Ser progresistas está de moda, se considera “in”.

¿Qué esperan los fieles de un joven que dentro de poco deberá y podrá acompañarles como sacerdote? ¿Un vice-párroco progresista? ¿Un trabajador progresista en la viña del Señor? ¿Quién se puede permitir no ser progresista? ¡Se le trataría inmediatamente como arrinconado, y punto!

Pero de los textos de la liturgia de hoy, que acabamos de escuchar —y esperemos que también comprender—, los Hechos de los Apóstoles (Hch 10,35-43), la Carta del Apóstol Pablo a los Corintios (2Co 5,14-20) y el Evangelio de Juan (Jn 10,11-16), salen a nuestro encuentro palabras absolutamente distintas, que van en otra dirección. Solo tres palabras: testigos, embajadores de Cristo, Buen Pastor. Son tres expresiones que es posible sintetizar con otro término, con otra palabra: permanecer.

Hoy, permanecer, es una palabra poco valorada, no amada en absoluto. Suena a insistir en las propias posiciones, a inmovilismo. Suscita la sospecha de la debilidad, del miedo, de la terquedad y de la obstinación. No pocos dicen: “me mantengo en mis trece”, o “seguiré anticuado”, y pierden el tren, se quedan atrás, no al paso de los tiempos. Y hay otros que lamentan no haber permanecido; una vez se pusieron en camino o se dejaron arrastrar de mala gana, y ahora ven que las cosas se les escapan de las manos. Empiezan a tener miedo se su propia valentía: ¡Ay, si tan solo hubiésemos permanecido! ¡Si hubiéramos permanecido en el país de Egipto cuando estábamos sentados junto a la olla de carne! (cfr. Ex 16,3), decían también los israelitas después de haber experimentado el desierto: ¡ojalá fuera como entonces! Es una actitud peligrosa. No se puede rebobinar la cinta del tiempo, no se puede detener. El que permanece quieto no necesariamente está seguro, puede incluso estar débil.

Pero hay otro modo de permanecer: ir adelante y, sin embargo, permanecer. Pero no sentados o bloqueados, sino fieles a una decisión tomada. Permanezco fiel a la palabra dada.

Esto es todo lo contrario de terquedad: es firmeza, es fidelidad. Estoy en aquello que un día prometí, hasta en condiciones difíciles, incluso contracorriente. Y hay situaciones en las que —lo sabemos todos— es fácilmente verse tentado de decir: “basta, me voy, lo tiro todo por la borda”. Situaciones en las que es tan importante decir: yo permanezco.

Pero solo permanecer no basta. La cuestión es: ¿dónde se pretende permanecer? ¿Junto a quién permanecer? “Permaneced en mí”, sin peros, dice Cristo (cfr. Jn 15,9). Apartarse de Él no significa progreso —progresista—, sino declive, caída, caída libre. Puede haber progreso en la fe, en la esperanza y en el amor solo si permanecemos en Cristo y en su palabra. Quien recibe la consagración sacerdotal, queridos diáconos, ha decidido permanecer junto a Él, junto al Señor. Su vida se mantiene y cae con el Señor. Vuestra vida se mantiene y cae con el Señor, sí. El sacerdocio, el sacerdote se mantiene y cae con el permanecer en Cristo.

En la comunión con Cristo el sacerdote está seguro, el sacramento del orden le da esa certeza. Y lo que constituye vuestro futuro, queridos diáconos, y vuestro servicio sacerdotal no es el producto de vuestros conocimientos, de vuestras capacidades. A través del sacramento sois consagrados a Cristo, a través del vínculo con Él recibís lo que no podríais procuraros solos. En vuestro ministerio podréis trasmitir lo que no proviene de vosotros mismos, y por eso nadie puede hacerse sacerdote a sí mismo. El sacerdote está vinculado al mandato de llevar a los hombres a Jesucristo y animarles a permanecer en Él y en su palabra.

Ser —y repito— sacerdote se mantiene y cae con el permanecer en el Señor, con la fe en el Señor. Otras profesiones no están vinculadas a la fe, pueden subsistir prescindiendo de ella. El sacerdocio no. Por eso, ser sacerdote se mantiene y cae incluso con la explícita promesa de Dios, por el que esa fe se sostiene, por el Espíritu Santo, al que dentro de poco invocaremos, junto a los candidatos a la ordenación, con el Veni Creator Spíritus. La ordenación sacerdotal es sello sacramental con ese Espíritu, es signo de la iniciativa de Dios que precede toda decisión humana y a pesar de toda humana debilidad. El sello lleva la imagen de Cristo impresa con el fuego del Espíritu y que, por tanto, ninguna mano de hombre puede borrar, en imborrable. El sacramento del orden imprime en el alma un caracter indelebilis, un marco espiritual indeleble, de una vez para siempre (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 1582).

Queridos diáconos, una de las preguntas que, dentro de poco, se os hará es: “¿Estás dispuesto a estar cada vez más estrechamente unido a Cristo, consagrándote a Dios, para la salvación de los hombres?” (cfr. Ritual de ordenación, n. 124). Este es el punto, esta es la cuestión: se pide fidelidad, se pide valentía, se pide firmeza, se pide fe. Espero que cada uno de vosotros pueda decir, quiera decir: mantengo mi palabra, permanezco fiel.

Queridas hermanas y hermanos, desde siempre la Iglesia da la bendición con la señal de la cruz, porque, desde Cristo, la cruz se ha convertido en el signo distintivo del amor, la característica exclusiva del ser cristiano. Por medio de la señal de la cruz, la Iglesia nos dice donde está la fuente de toda bendición, de toda transformación y de toda fecundidad. Y así podemos decir que la expresión más hermosa para describir la tarea del sacerdote es que debe ser “un hombre que bendice”. Y es capaz, puede serlo y debe serlo a partir del Señor. Pero esa tarea comporta poner la propia vida bajo el misterio de la cruz. Y para eso son necesarias valentía y humildad juntas. Valentía y humildad porque no derivan de la confianza en las propias capacidades ni en los propios talentos, sino de la fidelidad a la palabra dada y de la fe, ya que el sacerdote tiene que dar algo que trasciende todo lo que es humano, que encierra en sí lo divino.

El sacerdote, de hecho, no es simplemente un funcionario de una institución, como requiere la sociedad para que se realicen determinadas funciones. No, él hace algo que ningún hombre puede realizar a partir de sí mismo. En el nombre de Jesucristo, pronuncia las palabras de remisión de nuestros pecados, y así modifica, a partir de Dios, nuestras condiciones de vida. Y sobre las ofrendas del pan y del vino, pronuncia las palabras de la transubstanciación, haciéndolo presente a Él mismo, al Resucitado, su Carne, su Sangre, abriendo así los hombres a Dios y llevándolo a Él. El sacerdocio no es simplemente una función sino un sacramento. Dios se sirve de un hombre para trabajar, a través de él, entre los hombres. Esa audacia de Dios que, a pesar de conocer nuestras debilidades, se encomienda a hombres y se fía de hombres para actuar y para estar, y esa audacia divina es la verdadera riqueza encerrada en el sacerdocio católico.

Para todos nosotros, queridos hermanos y hermanas, todo esto significa que en el sacerdote no debemos ver en primer lugar una personalidad excepcional, que quizá ni siquiera lo sea. Ciertamente debemos honrar las buenas cualidades que un sacerdote tiene, pero debemos cuidarnos de no apreciar en el sacerdote solo al hombre. Es eso, pero es mucho más. Mejor aún, debemos reconocer que el sacerdote nos da algo que no es deducible de las posibilidades de este mundo.

Queridos ordenandos, si sois conscientes de estas cosas, a ellas enfocaréis vuestro futuro servicio en la viña del Señor. Si estáis persuadidos de poder dirigir la ruta de la vida de los hombres porque anunciáis el Verbo de Dios que se hizo carne, Jesucristo, entonces cuando tengáis éxito no os lo adjudicaréis a vosotros mismos. Entonces padeceréis una sana relativización, un sano redimensionamiento, vuestra persona retrocederá ante vuestro servicio, ante vuestra tarea.

Cuando los sacerdotes y los mismos obispos ya no tienen el valor de anunciar el Evangelio con fuerza e íntegramente, sino que dispensan opiniones e ideas propias, es una desgracia. ¿No tenemos ya bastante con lo ocurrido recientemente? Y quien quiere incluso inventar una nueva iglesia, abusa —abusa, repito— de su autoridad espiritual. Dicho en términos un poco más humorísticos y ligeramente provocativos, queridos diáconos, podréis contar muchas peores de las que hagáis si habláseis solo en vuestro nombre. Podéis, debéis anunciar a los hombres la Buena Nueva con la que vosotros mismos os confrontaréis mientras viváis, porque es un ideal que no habéis inventado vosotros, y os deseo el valor necesario para asumir de todo corazón este desafío. Y os deseo la humildad necesaria para reconocer que sois portadores de la Buena Nueva, y que vosotros no sois la Buena Nueva. Y os deseo el valor y, a la vez, la humildad de decir y de hacer lo que se debe decir y hacer en el nombre de Jesucristo, importune et opportune (2Tm 4,2). Y si vivís y actuáis según esta conciencia, entonces no seréis ni cobardes ni presuntuosos, sino agradecidos, agradecidos desde lo más hondo del corazón. En el fondo del alma podréis experimentar que en todo lo que hacéis estáis sostenidos y guiados por Aquel que os ha llamado a su servicio, Jesucristo, el Hijo Resucitado del Dios vivo.

Queridos diáconos, en esta hora de vuestra ordenación sacerdotal os encomendamos todos a María, a la Madre de Señor. La Iglesia os encomienda a Ella así como Cristo le encomendó a todos los futuros discípulos en el discípulo que Él amaba. Estando junto a la Madre de Dios estáis en el puesto correcto. Pero no olvidéis que Él encomendó también la Madre a Juan. Él confía la Iglesia a nosotros sacerdotes, y solo con gran humildad e incondicional confianza en su gracia podemos tener el valor de realizar este servicio por los hombres, y también de vivirlo por eso como servicio de la alegría. Permaneced toda vuestra vida junto a la Madre: bajo su manto se está seguro porque estáis a la sombra de Cristo, de la Luz, de la Resurrección. Amén.

27/5/21

Dios se lleva a los buenos antes de tiempo...

PD1: Ayer me tuve que ir a un entierro a Vigo. Mi consuegro falleció. Un gran hombre, buena persona, un tipo simpático y entrañable. Dios se lleva a los buenos antes de tiempo…

Me di un palizón: salí de Madrid en coche a las 5:30 de la mañana. Entierro a las 11:00 y vuelta en coche para trabajar algo por la tarde al llegar. 1.150 kilómetros de palizón. Ya no estoy para estos tutes. Mi nuera se merecía que les acompañase en este trance. Recé mucho por el difunto en el viaje…

25/5/21

primera Misa

PD: Esta fue su primera Misa este domingo de Pentecostés. ¡Qué sermón hizo el nuevo cura de bueno!

https://youtu.be/jUYKGm6eDOQ

Fue una Misa de Acción de gracias…, completamente ligada al día del Espíritu Santo.

24/5/21

¡qué llorera!

PD: Lloré como un tonto. No pensé que me iba a afectar, pero cuando le vi postrado en el suelo, me empezó a emocionar… Después se echó a llorar uno de los ordenandos y ya no tuve freno. Al final de la ceremonia sabía que iba a besar las manos del sacerdote, que son las de Cristo. He tratado al Señor muchos años todos los días, me ha cuidado, me ha dicho tantas cosas, le tengo como a un amigo que le cuento de todo. Nos lo comemos en la Eucaristía todos los días. Sabemos que el Espíritu Santo está dentro de nosotros…, pero darle un beso al Señor era algo que me superó. Darle un beso a Dios en la persona de un hijo tuyo es algo muy emocionante. Así que me salieron las lágrimas a borbotones…

Ayer fue su primera Misa y en la homilía nos mencionó a su madre y a mí varias veces, dándonos las gracias por su vocación. Volvieron los hipidos… Ha sido todo muy bonito. Ya te pondré una foto.

20/5/21

oraciones por los nuevos sacerdotes

PD1: Como sabes mi hijo Borja se ordenó diacono en noviembre pasado y este sábado se ordena sacerdote. Vamos a Roma a la ceremonia que espero sea emocionante. Te ruego oraciones por la enorme labor que van a desarrollar estos 27 nuevos sacerdotes. Si quieres ver la ceremonia en directo, se retrasmitirá el sábado 22/5 a partir de las 10:00 horas, pinchando este enlace

Mañana no hay email.

19/5/21

sonreír con los ojos...

PD: Estos meses que nos toca usar mascarilla..., hay que sonreír con los ojos. Que tu mirada sea reflejo del amor, la alegría y la presencia de Dios en tu interior…

18/5/21

no nos damos cuenta de lo afortunados que somos

PD1: Los mejores momentos son los que pasas en familia, riéndote, escuchando anécdotas y descubriendo lo afortunado que eres de tenerlos contigo...

17/5/21

reza por la Paz

PD1: Hay que rezar por la Paz entre los israelitas y los palestinos…

14/5/21

a Cova de Iría...

PD1: Ayer el cura nos contó una anécdota muy buena de cuando era seminarista: iban por los pueblos ayudando y en uno, el día de Fátima, ayer, cantaron la conocida canción:

El 13 de mayo la Virgen María,

bajó de los cielos a Cova de Iría.

Ave, Ave, Ave María.

Pero el pueblo se equivocó y dijo al final: “ El 13 de mayo la Virgen María, bajo de los cielos a dónde iría”. Pues eso, a dónde va a ir sino a mediar por nosotros, a pedirnos que recemos el Rosario por los pecadores y por la conversión del mundo.

Nos explicó que debemos tratar con más asiduidad a la Señora, no tenerla como estampita a nuestra virgen preferida, sino que debemos pedirle su mediación por nosotros. Hay que pedir siempre porque tengamos más fe, más esperanza y más amor. Yo lo hago siempre al Señor en la Consagración en Misa. Pues la Virgen está esperando que nos acordemos de ella y le pidamos por nuestra conversión también… Quizás es la que más ayuda y es la única que nos lo ha dicho con claridad. Rezad y rezad, pedir y pedir, por las conversiones…

13/5/21

pasar desapercibido, pero que se nos note...

PD1: Tras vacunarme ayer, me vino a buscar mi hija que es médico y trabaja en el hospital Puerta de Hierro. Me enseñó su equipo de médicos, 10 personas, su sala de reuniones matutinas, su cubículo donde trabaja, su cuarto donde recibe a los pacientes, su cuartito donde duerme en las guardias, su despacho donde atiende en urgencias.

Me enseñó la capilla, donde hicimos la visita al Santísimo. Ya sabes, ese saludo al Señor que hacemos muchos todos los días y que se basa en el Viva Jesús Sacramentado, tres padrenuestro, avemaría y gloria, y una comunión espiritual. Lo hicimos a medias, como lo hemos hecho siempre en casa. Me contó que cuando está de guardia, se acerca a la capilla y hace visitas y pide por sus enfermos y sus cosas…

Me estuvo presentado a todos su compañeros, los médicos colegas suyos, enfermeras, y todo el personal que trabaja con ella. Eran un montón y la querían mucho. Hubo una médico que me separó ya que quería decirme algo: que tenía una hija que era la bondad personificada, que era no solo muy buena profesional, sino que el trato humano que daba a los pacientes y compañeros era superior, que era ejemplar y que le había ayudado mucho en esos años que habían trabajo juntas. Eso lo sabía yo antes de que me lo contaran.

A mi hija le pasa lo que a mí, que no nos gusta que nos halaguen, que sabemos que lo que tenemos que hacer, y es lo que hacemos todos los días, por amor a Dios, y que todo es para su Gloria no para la nuestra. Nos encanta pasar desapercibidos, aunque a mi me gustó mucho ver lo que está haciendo en su trabajo, que no es solo trabajar, es mucho más, es ayudar a los demás, es darse…

12/5/21

rezos en acción de gracias

PD1: Hoy me vacunan. Tras un año y medio de no haberme contagiado, sigo dando muchas gracias a Dios por ello. No es que no me quiera morir, el día que el Señor me quiera llamar estaré dispuesto. Ya no son tan pequeños mis hijos, muchos han volado ya, y ya no hago tanta falta. Lo sentiré más por mi mujer que se aburrirá sin mis tonterías…

En este año y medio estuve convencido que me contagiaría. No he sido muy escrupuloso, hemos seguido haciendo nuestra vida normal. Lo que me ocurre es que a diario veo a mucha gente que puede tener el virus: mis hijas pequeñas que vuelven del colegio. Mi mujer que trabaja en un colegio donde trata con muchas personas. La asistenta que se viene en metro... Los fines de semana comemos 22 personas en casa, cada uno procedente de diferentes sitios y contactos… Hemos sido carne de cañón, pero Dios no me ha querido llamar, no era mi momento y eso que estoy más que preparado para irme…

Así que hoy le seguiré echando los rezos de acción de gracias y de súplica por todos los que nos han dejado por el virus.

Una hija mía me contaba que una amiga tenía una bisabuela que le faltaban dos meses para cumplir 100 años. Que estaba muy bien de salud, algo sorda solamente y muy emocionada por celebrar sus 100 años!!!. Pues se vacunó y al día siguiente se murió de la reacción. Espero poder seguir contándoos cosas pasado mañana…

11/5/21

¿cómo se ama a los demás?

PD1: Es el mismo mensaje que nos dio el Señor, que amáramos como el lo hizo, hasta el extremo…

10/5/21

no manipular la conciencia

PD1: Es muy fácil mirar hacia afuera. Es muy difícil mirar hacia adentro, ver nuestra conciencia, no taparla o engañarla. Si quieres cambiar, debes dejar de engañarte a ti mismo. Hay que ser muy franco y veraz, sin chantajear a tu conciencia que tantas veces no se deja engañar. Lo que está mal, está mal y, aunque quieras verlo como bueno, es malo. No debemos manipular nuestra conciencia Hay que dejarla que nos persiga y nos mueva a cambiar a mejor. Y esto nos pasa a todos, a los muy creyentes y a los ateos. Todos tenemos una conciencia que manipulamos. Si queremos ser mejores debemos dejar que nuestra conciencia nos castigue, y si nos equivocamos, ser humildes para pedir perdón…

7/5/21

no nos aguantamos...

PD1: Como siempre, los españoles los más progresistas, o los que menos nos aguantamos entre nosotros.

Solo queda un reducto: la católica Irlanda. E impresiona Polonia, otro católico. España y Portugal, un desastre…

Y esto, como moda terrorífica que es, se arreglará si se piensa menos en uno y más en el otro. Si cuando se llega a los 10 años de casados y se trata a tu mujer como cuando eras novio. Y por supuesto: comunicación. Esa soledad de tanta gente en sus casas porque el cónyuge ni la mira ni la escucha…

Tiene arreglo, pero hay que hacer un esfuerzo todos los días. No se puede aceptar que el 57,5% de los matrimonios se rompan. Además estas cifras están trucadas ya que muchos ya ni se casan, ni por la iglesia ni en el juzgado. No se quiere compromiso alguno…

6/5/21

un ejemplo para todos

PD1: Ayer estuve en el funeral aniversario de un año, de un amigo que se murió de cáncer. Era un tío especial, muy simpático y muy buena gente. De mi quinta, 57 años, se murió antes de tiempo. Dios quiere a los buenos con Él. La Misa fue en Caná, ya que era muy amigo de don Jesús. Había sido su confesor desde el año 1995. ¡Cuántas veces se habrá confesado con él! Lo conocía muy bien y nos contó muchas cosas muy bonitas que había hecho. Era una de esas personas que querían a los demás, que se daba, que se entregaba por los otros. Fue uno de los mejores ejemplos de lo que hay que hacer en esta vida: amar a los demás como el Señor nos enseñó. Y lo llevó hasta el extremo.

Y ese amar a los demás lo hacía sin grandes peroratas, sino estando con ellos, siendo muy simpático, teniendo las palabras justas y oportunas en cada momento. Sin postureo alguno, siendo franco y veraz. Su alegría era desbordante, En eso se resume el ejemplo que nos dio a todos: amar y alegría. Eso es lo que debemos copiarle los días que estemos sin él.

5/5/21

sencillez, alegría y espontaneidad

PD1: Cuando sea mayor, quiero ser un niño. Vivamos la vida con sencillez, alegría y espontaneidad… Descompliquemonos y seamos sinceros con nosotros mismos.