5/3/20

Nos gusta sentirnos queridos

PD1: Ante nuestros hijos pequeños nos sentimos muy queridos. Cuando se van haciendo mayores, nos sentimos queridos algo menos. Con nuestra mujer, nos gusta sentirnos queridos, que nos valore y nos cuide. Incluso si todavía tenemos padres, nos gusta sentirnos queridos por ellos en la madurez de su vida… Nos gusta sentirnos queridos por Dios, sobre todo, los que vemos su mano en todas las cosas…

Pero a su vez, hay que compensar ese cariño que recibimos. Esto es el amor: dar y recibir. Quien no da, no puede pedir luego sentirse querido…

A nuestros hijos pequeños nos gusta quererles, a los mayorcitos también… A nuestra mujer, nos gusta darle nuestro cariño, que se sienta querida. A los ancianos padres también.

Y a Dios, pues lo mismo, ¿no recibimos tanto amor de Él? Pues nos gusta corresponderle con el nuestro, dedicándole tiempo, ofreciéndole lo que hacemos cada día…

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