31/1/17

las batallas familiares

PD2: No se aprende sabido… Todos los días aprendemos algo nuevo, luchamos por nuestros principios, chocamos con nuestro entorno… Muy interesante esto:

La batalla que toda familia tiene que luchar

A veces uno no sabe cómo abordar determinados asuntos en casa que, obviamente, se repiten continuamente, entre otras cosas porque nadie sabe cómo abordarlos. Dentro de las cuatro paredes de cada hogar, se libran las “batallas” familiares que son sólo conocidas por los miembros de cada familia. Tal vez el error esté en pensar que sólo hay “batallas” en mi casa. Normalmente, y por lo que comparto con otros padres, madres y niños, suceden cosas parecidas en muchas familias. En otras, las “batallas” son más duras y complejas.

Nadie nos enseñó a librar determinadas “batallas”. Lo único que sabemos al respecto es lo que pudimos observar en nuestra propia casa y lo que, de algún u otro modo, hemos trabajado o sobre las que nos hemos formado o informado. Uno no sabe cómo afrontar las “batallas” propias con su cónyuge hasta que estas llegan. Uno no sabe cómo manejar una comunicación deficiente, problemas sexuales, diferentes maneras de organizar la casa, sensibilidades familiares diversas, heridas pasadas, expectativas de la vida en pareja… Uno tampoco sabe cómo afrontar las “batallas” que llegan con los hijos hasta que estos llegan. La tensión familiar propia del cansancio, el estilo en la educación, si le dejo llorar más, si lo cojo más, cómo enseñarle a compartir, cuándo hablarle de sexo, cómo conseguir que ordene su habitación, la relación entre hermanos, los primeros suspensos… Y tampoco sabemos cómo “batallar” con los extras que pueden llegar con el desempleo, problemas económicos, proyectos laborales de uno, muerte o enfermedad de algún familiar…

Teniendo en cuenta lo poco que sabemos, no deberíamos de vivir estas “batallas” con tanta tensión y deberíamos ser más condescendientes con nosotros mismos y con el resto de la familia. ¡Ninguno sabemos casi nada! ¡Todo está por aprender y por construir! Qué fácil decirlo y qué difícil hacerlo… Yo soy el primero que tropiezo en esta piedra un día sí y otro también…

Pero si hay una “batalla” por excelencia, madre de otras muchas “batallas”, es, yo diría, la “batalla” de la aceptación del otro en su originalidad y en su diferencia con respecto a mí, que soy el eje de coordenadas con el que pretendo situar al resto. Aceptar que somos distintos, que tenemos diferentes maneras de resolver las encrucijadas familiares, que modulamos la voz de distinta manera y que la elevamos hasta diferentes niveles, que nuestro concepto de orden es tan personal… que necesitamos cosas diferentes y gestos diferentes y palabras diferentes para estar contentos en el día, que donde uno necesita un abrazo, el otro tal vez necesita una palabra, que donde al otro le cuesta optar y decidirse, tú, en cambio, lo ves claro y tiras adelante… que todos necesitamos un espacio vital personal de distinto tamaño, que tenemos gustos distintos en la música y en el arte y en el ocio, que tenemos cualidades genuinas y que la misión de cada uno no tiene por qué coincidir con la misión que yo les otorgaría a cada uno…

En fin, me entendéis. Sacar de cada uno lo mejor en cada momento, dar lo que el otro necesita, pedirle lo que puede dar y perdonarnos cuando ninguno llegamos al “nivel Dios” de querernos… esta es “la madre de todas las batallas familiares”. Luchemos.

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