23/2/18

hacernos como Dios

PD3: Desde siempre (por el pecado original) tuvimos la tentación de hacernos como Dios, de tener el poder de Dios, de decidir lo que está bien y lo que está mal. Esto se repite si cabe más agudamente en nuestros días. El demonio nos tienta y nos ofrece la ruptura con Dios. Ser como dioses, conocedores del bien y del mal, ser nosotros los que decidamos lo que se puede y no se puede hacer. Se produce un alejamiento de Dios: Yo soy la medida de todas las cosas, el que decide si esto está bien, o esto está mal. Echamos a Dios de este mundo.

Luchar contra este pecado es intentar ordenar el mundo y reconocer a Dios como su creador, para alabarle, darle gracias y amarle a Él y al prójimo.

No podemos estar indiferentes ante el pecado, ante lo que hemos hecho, ante lo que hacemos a diario. El hombre se escondía de Dios, se avergonzaba. El pecado desfigura al hombre. Hoy también, a pesar de que muchos no reconocen sus malos actos, ya que ellos deciden lo que está bien y lo que está mal.

Y en su misericordia, nos manda un salvador en la recreación, para redimirnos, nos hace hijos suyos y desde entonces le reconocemos como Padre.

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