14/9/18

Amar lo que hacemos

PD1: Trabajamos por obligación, por un sueldo, o ¿nos gusta lo que hacemos? Este es el objetivo

¿Amas lo que haces? ¿O lo haces por deber?

Lo importante no es el cargo ni el sueldo. Lo que de verdad importa es el sentido que das a tu trabajo y la actitud con que lo haces.

Hay muchas maneras de arruinarse la vida, pero una muy sencilla es pensar que no estamos viviendo la vida que podríamos llegar a alcanzar. Ser el eterno insatisfecho produce la ruina interior. Es como ir recalentando el motor continuamente (no me hace feliz, no es lo que podría haber logrado…) y al final el motor se quema.

No es positivo conformarse con una vida mediocre, está claro. Pero no hablamos de eso. Hablamos de la persona que cuando no tiene trabajo se queja de que nadie está dispuesto a dar empleo, cuando lo consigue se queja de que cobra poco y que su trabajo es aburrido, cuando lo pierde dice que ya se lo imaginaba desde el primer día… Es lo que se llama “ser un cenizo”.

Todas las personas buscamos la felicidad, de modo que ese es un denominador común. El trabajo, además, no es un castigo sino un medio, un regalo que hay que cultivar y hacer fructificar.

La felicidad absoluta solo se encuentra al final del camino y para quien tiene fe solo está de forma completa en el cielo. Pero mientras tanto, a lo largo de la vida, cada episodio de nuestro libro vital puede estar escrito con alegría o con amargura, y eso sí depende de nosotros.

Depende de la actitud, dice Victor Küppers.

Y del sentido de la vida, dice Viktor Frankl.

Encontrar sentido a nuestros días y a nuestro trabajo es lo que nos da vigor para levantarnos por la mañana. Nos da fuerza para seguir adelante aunque estemos cansados o hayamos entrado en una fase de rutina que tiende a la fatiga emocional.

¿Cómo amar lo que hacemos cuando no hay aliciente?

¿Cómo amar lo que hacemos cuando es un trabajo con muy pocos alicientes o ninguno? ¿Cómo no desmotivarse?

La clave puede ser descubrir lo positivo de cada tarea. ¿Qué consigo yo en los demás con ese trabajo? Si limpio aulas, contribuyo a la educación de los niños que estudian ahí porque ven cómo se tratan las cosas materiales para que funcionen bien siempre. Si estoy en un servicio de informática, permito que todo el sistema funcione y las personas descarguen su estrés.

Ama el trabajo, tanto si eres un director como un becario, porque la felicidad no está en el cargo sino en la actitud y el sentido que le das a tu labor.

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