20/12/22

¿por qué tengo tanta fe?

PD1: Ayer me preguntaron por qué tenía tanta fe. Tuve una conversión a los 38 años, en 2002. Se me ocurrió entrar en una iglesia de Pozuelo, en Schoenstatt, antes de recoger a mis hijos del colegio por las tardes. Vi a 4 monjas de rodillas y me quedé mirándolas. Volví al día siguiente ya que me impactaron ver la fe que tenían estas monjitas. Me puse de rodillas como ellas, pero al cuarto de hora desistí. Me dolían. Ellas aguantaban toda la media hora que yo duraba ahí viéndolas. Pregunté a otros qué hacían. Me contaron lo de la oración mental, que por entonces nadie me había dicho nada. No sabía que existiera.

Aguanté 3 meses, dejé de mirarlas ya que empecé a hacer oración yo también. Empecé a hablar con Dios y a contarle lo que me pasaba y mis dudas… Fue la experiencia más maravillosa que he tenido nunca. Desde entonces no puedo dejar de hacerla, me ayuda, me da la fuerza para todo el día…

Sin oración no hay fe, no hay trato con el Señor, no hay vida espiritual.

Y hacer oración mental cansa, es un esfuerzo. Quizás por eso no lo hace la gente, al margen que haya muchos que, como yo, no sabían de su existencia. Pero la bondad de la oración, el intentar mejorar y quitarse los defectos que tenemos, el poder hablar con el Señor un rato y que te cuente cosas es maravilloso…

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