24/12/11

¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2012!

Es Navidad. La alegría y la esperanza renacen en nuestros corazones, porque Hoy es el día del Nacimiento del Hijo de Dios. En Belén, en la Noche Santa, los ángeles anuncian alborozados a los pastores que ha terminado la espera, que ha llegado la salvación para todos: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2,11-12). Hoy, en Belén, adoramos a Dios hecho Niño, al “Príncipe de la Paz” (Is 9,5) y cantamos con los ángeles: “¡Gloria a Dios en los cielos y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor!”.

          ¿Quién es ese Niño?  El Niño es el Hijo de María que contemplamos en la Gruta de Belén: “Aquí, de la Virgen María, nació Jesús”. Lo “hemos visto con nuestros ojos”, “lo hemos “contemplado”, “lo hemos tocado con nuestras manos”. “Y damos testimonio… y os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo” (1Jn 1,1-4).
          Ese Niño está protegido por los brazos de su Madre, y es feliz por eso. Es un Niño pobre, que ha elegido, con su Madre María y José, su padre, la pobreza, y, en su nacimiento en “la pequeña ciudad de Belén”, vivió rodeado de incomodidad, pues “no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2,7). Pero ese Niño es inmensamente rico, porque tiene a su Madre, la Virgen María, “la excelsa Hija de Sión”, la “mujer de esperanza”, que está convencida de que, para Dios “nada hay imposible” (Lc 1,37).
  En estas fiestas navideñas debemos tener la misma actitud que San Francisco, quien, en cada Navidad, “se hacía niño con el Niño” (2 Cel 35). Sólo así podremos pensar en los humildes y en los pobres, en los perseguidos, en los sencillos y en los buenos de este mundo, que están abandonados. Sabemos que hoy la vida es difícil, el futuro es más bien oscuro y que nuestro corazón a veces llora, pero…, “no hay espacio para la tristeza, decía San León Magno, en el día en que nace la Vida”. Y no guardéis sólo para vosotros la gracia que habéis recibido. ¡Comunicad a los demás vuestro encuentro con el Niño Dios en Navidad y sed testigos de su amor! Haced que el Niño Jesús nazca en los corazones enamorados.
          Os deseo la paz, el amor y la felicidad. Pedid al Niño de Belén, el “Príncipe de la paz”, que se acuerde de Su Tierra y del mundo y que mueva los corazones de todos los hombres de buena voluntad y tiendan así los puentes de la concordia y del amor.
Con el corazón lleno de alegría y de confianza en las promesas del Señor, os deseo, al igual que a vuestros seres queridos:
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo 2012!

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