16/4/13

Premios y castigos.

PD7: Acción-Reacción. No funciona así. Recuerdo una charla de padres en el colegio que insistían de la bondad del castigo a los hijos. Nunca he estado más en desacuerdo. Todos nos equivocamos muchas veces cada día y en muchas decisiones importantes de la vida. La educación no puede estar basada en un proceso de castigos y recompensas. Si uno hace una picia, tiene que entender que ha hecho una cosa mala. Si un chico suspende una asignatura, habrá que poner los medios para que apruebe (enseñándole a estudiar, con silencio mientras se estudia, dándole alguna clase adicional…) ¿Pero castigarle? Muchos padres andan castigando a sus hijos por muchas cosas; otros por casi todo... Nosotros, que hemos tenido nueve hijos, andamos todo el día animándoles, tratando de que sean felices, intentando que descubran sus mejores facetas, sus habilidades, llenándoles de besos y abrazos, haciendo en casa un sitio que les guste, que quieran estar, que se sientan bien y se sepan muy queridos. Castigarles nunca. Algún cachete se han llevado por cenutrios, pero posiblemente por el ímpetu del momento. Siempre besos, muchos besos… y a los chicos más, que les da más vergüenza que les bese su padre barbudo…

Y recompensas tampoco… Si sacaron buenas notas, era su deber. Sonrisas, la satisfacción del deber cumplido, animarles para el siguiente reto. A ninguno nos premian por trabajar bien todos los días… Me premia mi Padre Dios, pero no mi jefe barbudo… Aunque si me da un beso le inflo!!!

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