25/6/13

conversaciones

PD7: Los recuerdos de mi infancia parten de ver a mi madre ir contando a cada uno que llegaba a casa lo que había ocurrido en el día. Siempre contaba algo nuevo de alguna persona o cosa sucedida. Y no le importaba repetirlo al siguiente que entraba por la puerta. Somos siete hermanos, lo que nos provocaba risas a los que llegábamos antes, al oír la misma repetición, con las mismas palabras, del evento sucedido… Le llamábamos el tam, tam de mi madre. Lo siguió haciendo por teléfono todas las noches para mantenernos al tanto de lo que pasaba en la familia. Es un esfuerzo genial que he intentado yo repetir y que me agota: tener que contarle a toda mi patulea todo lo que va pasando es un sufrimiento, pero permite a todos estar al tanto y sentirse importantes, queridos…y unidos.

¿No serás de esos que no cuentan nada? De esos que cuando hablan sólo hablan de lo suyo y no preguntan por lo tuyo…, esos que te llaman por teléfono y te tienen media hora colocándote su rollo, sin importarles cómo te va…, ni lo que has hecho, o les pasa a los tuyos… Hay que tener mucho cuidado con las conversaciones ya que demuestran si eres un egoistón, o rezumas amor por el interlocutor.

Hay que ser muy fino para querer al de enfrente cuando hablas con él, interesarte por sus cosas, preguntarle más, ver si le puedes dar un consejito, hacerle partícipe de lo que pasa en tu familia, o en tu grupo de amigos… Ojo con esos que sólo saben criticar a otros, murmurar de otros…, no les oigas, cámbiales el tema cuanto puedas… ¿No estamos aquí para querernos y desearnos lo mejor…? Pues empieza por las conversaciones con la familia, amigos, con los compañeros de trabajo…, recuerda, como el tam, tam de mi madre…

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