22/6/12

¿Ofreces el día? ¿Ofreces lo que haces?

PD2: ¿Sabes cuál es la diferencia entre ofrecer lo que vas a hacer y no ofrecerlo? Qué sí, que puedes hacer miles de cosas cada día sin más, sin ofrecérselas a Dios, sin intentar santificarlas y no pasa nada. Para eso es nuestra libertad, para que la usemos y hagamos lo que nos de la gana… Pero si todo ese mogollón de cosas las ofreces, las conviertes en oración. Si en vez de poner el desayuno a las enanas, como rutina, lo ofreces y tratas de hacerlo lo mejor posible; si en vez de contestar los emails o hablar con los clientes, lo tratas de hacer ofreciéndoselo a Dios y lo mejor posible; si cuando estas de cháchara con la familia, no lo ofreces tampoco; cuando pones la mesa por la noche, lo puedes ofrecer o no; hasta el descanso puede ser ofrecido…, y las perezas, la sonrisa ante el inoportuno, las pequeñas mortificaciones, el estar amable, esto se ofrece también… ¿Qué ganas? Pues consigues una unión íntima con Dios. Consigues que cada acto que haces sea una oración… Te conviertes en alma contemplativa, como esas mojas de clausura que se machacan rezando y rezando… Pues podemos pasarnos el día rezando con nuestro trabajo, dando gracias, pidiendo por cosas y por personas, alabándole y glorificándole, las 24 horas del día… ¿Qué me decías? No aprecias la diferencia entre ofrecer el trabajo y los actos de cada día y no hacerlo… ¡Enorme diferencia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario