PD1: Cada uno proyecta hacia afuera, en su comportamiento, sus creencias, su imagen que tiene de Dios. El que es muy autoritario lo es porque en el fondo ve a Dios como muy autoritario. El que es intransigente, por lo mismo. La Virgen María, en su Magnificat, le hace un planteamiento a su prima Isabel de cómo veía ella a Dios, su grandeza, su misericordia, su humildad…, ¡menudo resumen!: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Y además se lo enseña durante muchos años al Señor, en toda su infancia. Le enseña a rezar, le enseña a vivir, como cuando nosotros enseñamos y criamos a los niños recién nacidos y a los adolescentes…
Nosotros nos mostramos hacia afuera en función de cómo vemos a Dios, el que es muy cariñoso lo es porque ve a Dios muy cariñoso, el que no cree en nada, quizás sea porque se mira el ombligo demasiado y muestra sólo su individualismo… Aunque también hay muchos que no creen, que son gente maravillosa, y que, quizás, algún día tengan fe.
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