14/11/11

confiteor

PD4: La confesión, la mejor forma de limpiarte y volver… La mejor forma de recuperar la gracia perdida, o de aumentarla… Ese sacramento siempre denostado, pero tan necesario. Otras religiones no lo tienen, se lo pierden. Pero mira que gozada, poder pedirle perdón y Él, que ve en lo escondido y lo sabe todo, te está esperando para perdonarnos nuestras faltas de amor.

 

Sin miedo a qué dirán, sin miedo a lo que piense el cura, sin vergüenza, a pesar de lo gordo que nos parezca lo que hayamos hecho, con arrepentimiento, con la ilusión de un niño de intentar mejorar, de querer ser bueno, de volver a empezar, siendo consciente de nuestra debilidad, de que volveremos a caer siempre en lo mismo, en nuestros egoísmos y soberbias, en nuestras miserias… Yo me confieso todas las semanas y soy consciente de la bondad de la gracia que recibo, es como ir a Misa y no comulgar, no recibir a Nuestro Señor, un contrasentido. Si cada vez que me confieso me lleno del Espíritu Santo. Y la mayoría de mis actos, palabras y estos rollos que te tragas, están medio dichos por Él… y es cuando mejor me encuentro, esa sensación de alivio, de sentirte mejor contigo mismo, de que te han perdonado…

 

Mira qué libro está triunfando:

Confiteor

Entre los best-sellers, arrasa Yo confieso de Jaume Cabré, una novela que reúne todos los requisitos para triunfar: anticlericalismo, progresismo, catalanismo y esnobismo cultural, y que es, aún así, una novela estupenda. Y una curiosa y muy seria y quizá inconsciente defensa de la confesión sacramental. La tesis de fondo del libro es que el mal no puede racionalizarse, que la única forma de enfrentarse a él es a través de la narración. ¿Y qué ha apostado más por el enfrentamiento narrativo contra el mal que el sacramento del perdón, como lo llaman ahora? No es casual que aparezca tanto en la novela, y que Confiteor sea el estribillo del libro, y su título.

Aunque para confesiones, este poema, que, como quien no quiere la cosa, nos dice que el marco incomparable de una buena confesión ha de ser el amor y que el arrepentimiento convierte cada cicatriz en una condecoración.  ¿Tendré que confesarme de envidiarlo? Quizá valga con que os lo diga aquí. 

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